Azcón y lo imposible
En la afamada película ‘Lo imposible’ de José Antonio Bayona, Naomi Watts, interpretando un papel inspirado en la historia real de una madre española durante las navidades de 2004 en Tailandia, se agarra fuertemente a una palmera, aturdida por lo que acaba de pasar, angustiada por su hijo Lucas, que es arrastrado por la corriente, y rota por no saber nada de sus otros dos hijos y su marido.
Lo que desconoce, mientras todavía es incapaz de asimilar la magnitud de la catástrofe, es que en pocos segundos llegará una segunda ola, arrasando lo que pudiera quedar y causándole las heridas más profundas y, con ellas, el dolor más agudo.
El paso de Jorge Azcón por la alcaldía de Zaragoza los últimos cuatro años fue otro tsunami, pero esta vez para las políticas de cooperación y solidaridad internacional, que se redujeron en un 55%, devolviéndolas a niveles anteriores a 1998. Y, como a la protagonista de ‘Lo imposible’, a quienes nos ocupa y preocupa la dignidad y los derechos fundamentales de las personas más vulnerables en los países empobrecidos nos ha sorprendido la brutalidad de la segunda ola. No la vimos venir, pero la propuesta de Presupuestos del Gobierno de Aragón, ahora presidido por el exalcalde, reduce la partida de cooperación al desarrollo en un 80%, situándola en el porcentaje más bajo de toda la serie histórica.
El Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza son de lejos las dos administraciones aragonesas que tienen unos presupuestos más altos, lo que hace que su contribución a la solidaridad internacional tenga un peso muy significativo en la cooperación oficial al desarrollo que se hace desde nuestra Comunidad autónoma. Por ello, el impacto de los recortes de Azcón en ambas instituciones resultaría descomunal para el conjunto de la cooperación aragonesa, devolviéndola a niveles del siglo pasado. Un auténtico tsunami. Y algo que nos parecía lo imposible no hace tanto, cuando su partido firmaba pactos por la mejora de la cooperación, criticaba desde la oposición al Gobierno anterior por no cumplirlos y contemplaba en su programa electoral justo lo contrario de lo que está haciendo ahora. Tsunami también, pues, de desprecio a los compromisos con sus votantes y con la ciudadanía en general.
Y como todo tsunami, deja a su paso dolor, destrucción y muerte. En un sentido metafórico estaríamos hablando de la muerte de muchos proyectos en países empobrecidos y quién sabe si de algunas de las organizaciones que los llevan a cabo. Hablamos de ONGD, colectivos de solidaridad, congregaciones religiosas, ONG de iglesia, etc. Entidades todas ellas que trabajan a su vez en favor de las personas más vulnerables de países empobrecidos a través de administraciones públicas, organizaciones de la sociedad civil, misiones e iglesias locales. Pero en este caso va más allá de la metáfora, porque hay que decirlo claro: la inequidad, la pobreza extrema y, por ende, la insolidaridad con quienes la sufren, matan.
José Antonio Bayona dijo una vez acerca de ‘Lo imposible’: "Me gusta pensar que en nuestra película no hay un tsunami, sino dos. Uno es físico, brutal y miserable. El otro es emocional, tierno y colosal". Pues bien, nos gusta pensar que al tsunami brutal y miserable contra la cooperación al desarrollo aragonesa de Azcón y su partido, ahora en el gobierno, le seguirá otro, tierno y colosal, de la ciudadanía comprometida con los valores más nobles que nos han conformado como sociedad, como la igualdad, la fraternidad, la solidaridad y la defensa de los derechos humanos y su universalidad. En nuestras manos está.
