Puente turístico
El puente de la Constitución y la Inmaculada supone siempre un impulso para el sector turístico y en Aragón este año, a falta del balance posterior y a pesar de que la mayoría de las estaciones de esquí están cerradas, las perspectivas son favorables.
En el conjunto de España, con el número de turistas extranjeros ya recuperándose de los efectos de la pandemia, estos días son más propicios para los desplazamientos internos, que están siendo muy numerosos, y en algunos destinos, como Madrid, la afluencia de visitantes se ha disparado.
Las nevadas en esta ocasión no han llegado a tiempo, con la suficiente intensidad para que la apertura de las pistas de esquí en el Pirineo se produjese, como ha sido habitual en los últimos años, coincidiendo con este puente. Solo Valdelinares, en Teruel, ha podido disponer de varios kilómetros esquiables a tiempo y la respuesta de los aficionados al deporte blanco fue inmediata. Pero incluso sin el atractivo añadido del esquí, las reservas y los desplazamientos anunciaban para estos días del puente una buena ocupación turística en los valles, lo que dará impulso a un sector que pasó a causa de la pandemia tiempos complicados. También en Zaragoza capital se contaba con un alto número de reservas en los hoteles, un 71,6% de media, con un ‘pico’ de más del 80% para este fin de semana. El puente festivo de la Constitución y la Inmaculada, peculiaridad del calendario español, se presta al turismo interior, como demuestra el alto número de desplazamientos que se producen por el territorio nacional. En el centro de Madrid en algunos momentos ha llegado a producirse una saturación que obliga incluso a regular la circulación de viandantes. Y en el Parque Nacional de Ordesa, el acceso tuvo que cerrarse el jueves debido al gran número de vehículos. Una política de diversificación de los destinos turísticos para evitar la excesiva concentración en algunos puntos parece necesaria.
