Por
  • Eloy Suárez Lamata

Sánchez contra el pueblo

Manifestación contra la amnistía en Madrid
Manifestación contra la amnistía en Madrid
EFE

Pedro Sánchez ha sido elegido presidente del Gobierno de España de acuerdo al procedimiento establecido en la Constitución, lo cual hace que eso sea incuestionable. 

Sin embargo hay una gran inquietud en la calle, que se ha manifestado y se manifiesta y manifestará, contra él y la forma que ha accedido al Gobierno, que se podría resumir como dijo un socialista recientemente de la siguiente manera: en un pacto con Puigdemont propiciado por "muchas ganas de poder en uno y muchas ganas de librarse de la cárcel en otro". Y además el contenido de ese acuerdo es justo todo lo contrario que dijo en la campaña electoral.

Sánchez ha llamado a todos aquellos que se manifiestan o que se oponen a semejante disparate, "intolerantes" y repite constantemente que estos no admiten la legitimidad de su Gobierno.

El preámbulo de la Constitución Española de 1978 dice que la soberanía nacional proclama el Estado de derecho que asegure el imperio de la ley "como expresión de la voluntad popular". Básicamente reproduce el art 6 de la Declaración de Derechos del hombre y ciudadanos de 1879, que son principios que han guiado a las democracias a lo largo de su historia.

Viene a cuento esto porque la iniciativa legislativa sobre la amnistía en su preámbulo dice que el poder legislativo configura libremente "la voluntad general" a través del ejercicio de la potestad legislativa. Es una afirmación correcta, que en nada se parece a la realidad de la propuesta de Sánchez. ¿Por qué?

Los votos obtenidos en las urnas por parte de los partidos que se posicionaron en contra durante la campaña electoral fueron más de 19.000.000. Los partidos políticos que defendían la amnistía solamente obtuvieron unos 4.600.000. Es decir, la voluntad mayoritaria de ‘no’ a la amnistía fue clara, por eso la ley de amnistía que han presentado en solitario Sánchez y su partido, claramente no tiene la legitimidad de la voluntad popular y por lo tanto atenta contra el preámbulo de la Constitución de 1978. No tiene la legitimidad del pueblo soberano.

Creo sinceramente que no solo es legítimo, sino está plenamente justificado que cientos de miles de españoles convocados por el Partido Popular u otras organizaciones cívicas protesten, contra los pactos de Sánchez con quienes han sido terroristas o golpistas (en ningún país europeo hubiera sido esto posible), porque fundamentalmente están protestando contra lo que sin paliativos se puede denominar ‘estafa electoral’.

La ley de amnistía y otras medidas pactadas por Sánchez deterioran la Constitución, y es perfectamente legítimo que mucha gente se manifieste en contra de las mismas

Ante esta situación, Sánchez ha decidido levantar un "muro" en el que sitúa a los que denomina progresistas, a la sazón comunistas, separatistas y herederos de ETA y partidos supremacistas, y piensa además que son los buenos, y en el otro lado a los que tilda de fascistas, ultras, derecha. Se equivoca también en esto, hay muchos españoles que votaron al PSOE y que se sienten engañados y por eso salen a manifestarse. Afirmo que es así porque lo he visto, y además son personas que están angustiadas en muchos casos.

Es legítimo manifestarse ante la falta de ética y escrúpulos de un presidente de Gobierno. Es legítimo manifestarse contra quien ha hecho de la mentira su seña de identidad. Es legítimo manifestarse contra quien coloniza sin escrúpulos las instituciones hasta invalidarlas. Es legítimo manifestarse ante quien dice que propone amnistiar a los golpistas para mejorar la convivencia, cuando todo lo que le guía es alcanzar el poder a costa de dinamitar la Constitución. Mejorar la convivencia no es comprar siete votos para ocupar la Moncloa. Así los únicos que mejoran son los delincuentes, y Sánchez y toda la estructura que tiene como séquito en el Gobierno.

Es legítimo manifestarse contra alguien que propone la ley de amnistía que supone que no todo el mundo sea igual ante la ley. Es legítimo manifestarse contra el acuerdo en que se cede el total de la recaudación de impuestos a Cataluña y que supone quitarle al resto de las comunidades autónomas (excluidas País Vasco y Navarra) 60 euros por habitante para financiar servicios públicos, para darle a cada catalán 280 euros más para que tengan mejores servicios públicos. Con el dinero que supone en un año para Aragón, se podrían construir 6 colegios o construir el Hospital de Alcañiz.

Es legítimo manifestarse contra una ley que supone un claro ataque a la independencia judicial, que es el garante de que los gobernantes no cometan arbitrariedades y también respeten la ley. Es legítimo manifestarse para reivindicar la igualdad de todos los españoles y para defender la vigencia de la Constitución.

Siento una pena terrible al ver que las generaciones más jóvenes no le dan la importancia que tiene a la Transición y al gran acuerdo que supuso la misma, la Constitución de 1978. Eso supuso derribar un muro, el muro de odio que durante muchísimos años impedía incluso que personas que eran familia pero de distinta ideología hablaran entre ellos. Una Constitución que ha supuesto romper con la tradición de mucho tiempo en este país de intolerancia entre los diferentes. Y ahora vemos, 45 años después, cómo se quiere volver a levantar el muro. Hoy más que nunca en todos aquellos lugares que sea posible hay que defender lo que sin lugar a dudas es uno de los mejores legados de la historia contemporánea de España, la Constitución de 1978. ¡Viva la Constitución!

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