Guardianes de la belleza
Se acercan días de regalos, pero tranquilos. Hay alternativas a la invasión de productos cibernéticos que brillan en los catálogos digitales que nos asaltan desde el Black Friday. En esta larga temporada comercial que ha de prolongarse, sospecho, hasta la inevitable cuesta de enero, disponemos no obstante de una amplia oferta de proximidad. Obsequios sin chips, inteligencia artificial, pantallas, cables ni cargadores. Dotados, eso sí, de magníficas e íntimas emociones, las que transmite un objeto palpable y bello trabajado con la cabeza y con las manos.
Ahí están los libros y la música. O la artesanía, otro bien cultural de enorme relevancia social e indudable valor educativo, ya que conserva oficios seculares que resisten el paso del tiempo y el implacable empuje de la tecnología. La obra manufacturada contiene un plus inaprensible. El sello personal que imprime cada autor, que la convierte en única y singular. «En el mundo moderno, donde la producción en masa y la uniformidad son la norma, los artesanos destacan como guardianes de la belleza, la autenticidad y la creatividad». Así lo explica la Asociación Profesional de Artesanos de Aragón, que nació en 1987 para fomentar, promover y desarrollar las actividades propias y garantizar su supervivencia sobre la base de la unión de los distintos autores, hasta los 123 socios que tiene en la actualidad.
La dedicación y habilidad de cada uno transmiten la esencia de la artesanía, como es generar piezas únicas y atemporales que cuentan historias y despiertan emociones singulares. Gracias al empuje de la mencionada asociación, tenemos estos días en la sala multiusos del Auditorio de Zaragoza una nueva oportunidad de conocer las obras y apoyar la labor de los artesanos locales. Ahí se celebra hasta este sábado la Feria de Artesanía Aragonesa con la participación de 85 creadores. Nos muestran piezas de todo tipo y para todos los gustos, con puestos de cerámica, cuero, tela, joyería, bisutería, esmalte al fuego, cerería, forja, madera, papel, juguetes, artes gráficas y textiles... Ni rastro de chips.
