Mirar atrás

Una de los motivos constantes del origami: la pajarita.
MIrar atrás
José Miguel Marco.

Me llega desde Mérida el nuevo libro de Elías Moro, ‘Mirar atrás’, donde utiliza la fórmula del ‘Me acuerdo’ de Georges Perec para narrar recuerdos propios y colectivos de nuestra generación. Yo también me acuerdo de la voz de Gloria Fuertes recitando poemas, y de las damajuanas de cristal forradas de esparto o caña donde se guardaba el vino o el aceite. 

Y de la Mercromina, y de la pegadiza melodía de 222, la galleta que se pide por su número. También me acuerdo de que a Unamuno le gustaba la papiroflexia, pero a diferencia de Elías Moro, que se acuerda de que no le salían muy bien las pajaritas de papel, yo solía hacerlas de forma obsesiva con papelitos milimétricos. Y también "me acuerdo del pavor que sentía cada vez que había que saltar los aparatos (el potro, el plinto, el caballo…) en la hora de Gimnasia", y tal vez esa torpeza física esté en el fondo de nuestra inclinación hacia la Literatura. Y así, mientras me voy deslizando por este breve y precioso libro, me llega un mensaje de José Luis Melero contándome que ha encontrado un artículo mío de 2011, recortado, dentro de una caja de madera con persianilla que yo le regalé (como contaba en ese artículo) y que ambos habíamos olvidado. Los que nos dedicamos a escribir sabemos que entre la memoria y el olvido se agazapa la muerte, a la que pretendemos dar esquinazo un día tras otro. Qué bonito –me dice- haberlo encontrado ahora, porque todo lo que se conserva, se guarda, y se escribe, permanece. Me acuerdo de que se me van olvidando cosas que jamás pensé que se me olvidarían, dice en la página 73 Elías Moro.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Cristina Grande)

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