La cabeza del diablo que yace a los pies de San Miguel Arcángel en la gran hornacina de la portada de la iglesia de San Miguel es la de Jerónimo Borao. Es cosa conocida en la ciudad. 

Fue genial ocurrencia del escultor y condiscípulo suyo Félix Oroz, y al poco de colocarse la obra, los enredadores, que nunca faltan, tardaron poco tiempo en irle con el cuento a la madre del retratado, que se presentó hecha una furia en el estudio de Oroz a pedirle explicaciones. Éste no tuvo problema en descubrirle a la indignada señora la razón por la que había tomado a su hijo como modelo para tallar el diablo: "Cuando Jerónimo y yo íbamos a los Escolapios, los Padres nos decían: ¡el mismo diablo es este Jerónimo! Así que cuando hubo que retratar al demonio, la cosa estaba clara", vino a decirle, poco más o menos. Supe de la anécdota por las memorias de don Juan Moneva, y luego lo leí también en las ‘Vidas aragonesas’ del marqués de la Cadena y en el prólogo que Carlos Forcadell le puso en 1987 a la reedición de la ‘Historia de la Universidad de Zaragoza’ del rector Borao. En esa Historia, que don Jerónimo publicó en un pequeño opúsculo en 1853 y luego ya en libro en 1869, se da la fecha del 13 de diciembre de 1474 como la de la "verdadera fundación" de nuestra Universidad, cuando el Papa Sixto IV "despachó una bula de fundación, declarando a la de Zaragoza Universidad de artes y filosofía". Luego, en 1542, Carlos I publicó el privilegio por el que se instituyó "el estudio general de todas las facultades". En 2024 celebraremos los 550 años.

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