Rememorando la icónica frase de Fidel Castro («La Historia me absolverá»), Feijóo ha dicho en una reciente concentración del PP: «La amnistía será el punto final para Pedro Sánchez, porque la Historia le juzgará». 

Solo el tiempo dirá cuál será el veredicto. Lo que ya está claro es que si la Historia tuviera que juzgar hoy mismo al líder socialista, lo condenaría inexorablemente por un delito de lesa humanidad: Ha conseguido resucitar la matraca del ‘procés’.

Es célebre el episodio del primer compañero de celda de Jordi Sánchez (líder de Junts y de la Asamblea Nacional Catalana), que pidió el traslado porque no aguantaba su «matraca» con el independentismo.

Tras la falsaria declaración de secesión de Puigdemont, los catalanes descubrieron las mentiras del soberanismo («Ninguna empresa se irá de Cataluña») y los demás españoles empezamos a dejar atrás el monotema. De la tragedia pasamos a la comedia y los chistes se convirtieron en un gran aliviadero de presión (Puigdemont merece un gran reconocimiento por ser el único político que ha cumplido su programa electoral, «salir de España»).

Llevábamos ya cinco años comprobando que el humor es la mejor y más barata de las recetas para superar el desasosiego ‘indepe’ y recuperar el buen rollo. Pero hete aquí que Pedro Sánchez quiere ahora hacer de su necesidad virtud. Más allá de lo inmoral que eso pueda ser, el problema inmediato es que ha rehabilitado la matraca secesionista. Eso, ni la Historia ni la sufrida ciudadanía española se lo perdonaremos jamás.