Redactor de Cultura de HERALDO DE ARAGÓN

La política y el poliamor

Ánchel Conte dejó una estela torrencial de versos eróticos.
Ánchel Conte dejó una estela torrencial de versos eróticos.
José Luis Pano / HERALDO

Qué poco apetece hablar del Gobierno y darle más vueltas a algo que, de entrada, no se esperaba casi nadie. Qué desconcierto generan, aunque algunos lo enmascaren con el silencio o con un pragmatismo resignado, el presidente vencedor y su vicepresidenta Yolanda Díaz, que saltó a las política desde las Mareas de Galicia, se integró en Podemos y ahora ha despeñado a sus excompañeros sin piedad alguna y, además, nos dice que es de fiar, hija de obrero de Fene, de las que vienen desde abajo. Me apena decirlo, la política será todo lo ambivalente y voraz que se quiera, materia pertinaz de filosofía y de debate, pero tanta monstruosidad no resulta fácil de asimilar. En todas partes cuecen habas y aluviones de habichuelas: ahí está Argentina, que no sabe si viene o va, si duerme o despierta tras una vomitona inclasificable. Y está la crisis del PNV: el adiós de Urkullu y el pánico a Otegi. Ahí está el gran lenguaraz Óscar Puente, que parece llamado a ser el maestro de la cháchara y la boca del dragón.

Sí apetece hablar de las pequeñas cosas: de la llegada del mal tiempo, que nos sume en la melancolía y en una inexplorada región del desconcierto; de una mujer como Carmen Castán, experta en Salud Mental, que intuye que una niñez de pueblo es un tesoro de seres, hechos minúsculos y de sueños que tejen la vida con retales; ella se formó en Cariñena, cerca de la lencería, la panadería, la zapatería y la peluquería, donde la sororidad era una invisible y fluida forma de cariño y complicidad. Apetece recordar al poeta Ánchel Conte, que se sintió un hombre de monte, mar y amor, y jamás renunció a la libertad de defender la raíz y la utopía, y dejó una estela torrencial de versos eróticos porque embellecía el canto de pasión. Y apetece hablar de la programación de Música en las Nubes, que se despide hoy en el Centro Cívico de las Delicias con sonidos para volar y para ser.

Y ya de paso conviene recordar, sí, que la jota inició su gran desarrollo en el siglo XIX y tuvo entre sus promotores y creadores a una mujer, Pauline Viardot García, soprano y compositora experta en el poliamor (de eso se hablaba ayer en Teruel): quiso a su marido Louis Viardot, traductor del ‘Quijote’ al francés, y al escritor Iván Turguénev y fue feliz a su modo; les dio hijos a los dos. Y ambos lo sabían. También este triángulo parece más amable que nuestros políticos de la ira.

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