De incertidumbres y realidades

Partido Aspanoa 2023
Partido Aspanoa 2023
Francisco Jiménez

Me pregunta mi compañía, ocupada del revuelo de la investidura, que por qué no me adentro por las enredaderas de las cuestiones políticas. Porque estoy convencido de que a estas alturas los argumentarios desbordan las trincheras, y los raciocinios, algunos más y otros menos, conforman kilometrajes de líneas de papel -que es donde yo siempre mejor me he desenvuelto-.

No es preciso sumergirse mucho en el clasicismo de las Letras para encontrar reflexiones que la condición humana se empeña en actualizar. Dostoievski habilita un pensamiento alargado en ‘Los Hermanos Karamazov’: "Empiece por no mentirse a sí mismo. El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras llega a no saber lo que hay de verdad en él ni en torno de él; o sea, que pierde el respeto a sí mismo y a los demás. Al no respetar a nadie, deja de querer y para distraer el tedio que produce la falta de cariño y ocuparse en algo, se entrega a los placeres y a las pasiones más bajos".

Citas las hay hasta en los más veteranos escritos bíblicos. Salmos que dan consistencia de eternidad a la palabra entregada. Que, habilitado el hábito del cambio de opinión, no tiene pinta de ser del gusto, más bien al contrario, de los llamados a gestionar nuestros destinos. Por eso, prefiero encontrar refugio apartado de la falta de consistencia de los entresijos políticos; acomodarme en las certezas. Como la manifestación de multitudinario apoyo que una vez más se le brindó a la asociación de padres de niños enfermos de cáncer en el tradicional partido de veteranos en La Romareda. Consolidado a lo largo de casi tres décadas y con más de veinte mil personas aplaudiendo a los futbolistas. Su puesta en marcha resulta el anverso de las diatribas partidistas. Un ejemplo de solidaridad asentada en el cariño y respeto que merecen las familias de esos pequeños. Propuesta que hunde sus raíces en una consideración universal, sin trucos ni trampas.

Sin demasiada dificultad logro convencer a mi compañía de los porqués de esa preferencia de evitar conducirme por vericuetos tan complejos como trillados...

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Miguel Gay)

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