Tras el pacto PSOE-Junts
Me llega un correo de Eida Mata Miró Sans, Presidenta de Sociedad Civil Catalana. Su correo muestra el dolor que el pacto ha supuesto a estos constitucionalistas activos y califica el pacto PSOE-Junts como una infamia.
Para esta señora, el PSOE ha asumido el relato del nacionalismo supremacista de los golpistas de 2017. El pacto solo menciona una vez a la Constitución (art. 92 CE), para sugerir la viabilidad de la autodeterminación, y la desborda por varios puntos esenciales, además de atentar contra los principios de la Unión Europea; e ignora olímpicamente a la mitad amplia de la sociedad catalana que rechaza el independentismo y contempla solo a sus seguidores, como si ellos fueran toda Cataluña. El documento es muy sesgado al describir la crisis de Cataluña.
El pacto hace una injusta crítica a la Sentencia del Tribunal Constitucional (TC) de 2010, que, conforme a la competencia del TC, anuló varios artículos del Estatuto de 2006. Hace también una declaración injusta y ofensiva para la actuación el 1-O de la policía estatal. Y afirma, con falsedad patente, que las peticiones del independentismo, que no fueron atendidas por el Gobierno español del PP, "fueron hechas desde la lealtad y el marco legal vigente". Pero el 1 de octubre de 2017 hubo una rebelión bien organizada contra el marco legal y la CE. Así lo afirman varias sentencias unánimes del TC.
El PSOE acepta el carácter "histórico" del conflicto en Cataluña con España, e interpone un mediador internacional, como si hubiera dos naciones en liza. La explicación de pocas líneas de asuntos históricos complejos se remite a los Decretos de Nueva Planta del tiempo posterior a 1714, que "abolieron las constituciones e instituciones de Cataluña". Pues sí, aunque se les respetó el Derecho privado, y seguramente se les hizo un favor a los catalanes de entonces, aunque no tanto a su oligarquía, de conceptos retrógrados y medievales. Catalanes que no dejaron de prosperar económica y socialmente desde 1714, según la historiografía seria. Desde 1714 los catalanes han sido españoles con bastante normalidad y con ellos han vivido sus progresos y sufrido todas sus guerras civiles.
La ley de amnistía que se propone, para delitos desde 2012 a 2023, y que el independentismo vendería desde la falsa idea de que se les persiguió solo por sus ideas, supone un desprecio gravísimo a nuestros principales tribunales, a los que el ‘procés’ ha dado duro y difícil trabajo durante muchos años. Siguen saliendo en la prensa muchos artículos de juristas que consideran la amnistía inconstitucional. Cito el de Agustín Ruiz Robledo, catedrático de Derecho constitucional en Granada, publicado en el Diario de Sevilla el 8 de noviembre. Refuta la idea de Martín Pallín de que son mayoría los partidarios de la constitucionalidad. Cree más cierto lo contrario y cita autores de enorme prestigio. Toma el argumento pedagógico de Virgilio Zapatero sobre el art. 62 CE, precepto que recoge solo la prohibición de indultos colectivos. Si se prohíbe que suban los perros a un tren, afirma Zapatero, con mayor motivo se prohíben los osos. No puede haber amnistía, explica, si no la reconoce la CE. Las amnistías que algunos citan de otros países explica que son de países en los que las constituciones las autorizan. Por lo demás, hay varias sentencias unánimes del TC que declaran la imposibilidad en nuestra CE de un referéndum de autodeterminación, tanto unilateral como bilateral. ¿Lo ignora el PSOE? ¿Cree que lo puede cambiar?
Es de temer que el pacto PSOE-Junts ahonde y aumente la división y crispación en Cataluña y en toda España. Las reformas que se introduzcan en Estatutos de Autonomía serán ya luego casi irreversibles. El Estado quedará debilitado y la nación más desvertebrada e insolidaria y hasta amenazada en el futuro de ruptura de su unidad nacional. Un líder tan inconsistente en formación e ideas y tan voluble como ambicioso arrastra hoy al PSOE a la peregrina y ahistórica idea de la plurinacionalidad, contra el taxativo art. 2 de la CE. Parece que el PSC y el PSOE, pactando con todos los partidos desafectos a la unidad de España, dejan de ser constitucionalistas y hasta socialdemócratas. Tomemos buena nota de ello.
