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Cartas al director de HERALDO: El tren invisible en la estación de Pamplona

Pasajeros afectados por el corte de la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona esperan en la estación de Delicias de Zaragoza
El tren invisible en la estación de Pamplona
Guillermo Mestre

El tren invisible en la estación de Pamplona

Llego a la estación y espero en la vía a que llegue el tren. Un Alvia. Avisan por megafonía de que va con retraso, pero no dicen cuánto. Lo que sí avisan es que estemos atentos por si acaso. Ilusa de mí, miro a la lejana pantalla de información pero no alcanzo a leerla. 

Busco en la aplicación de Renfe pero, ¡vaya!, "no se han obtenido resultados con los criterios de búsqueda seleccionados". Tras 20 minutos, localizo a un señor de chaleco naranja que amablemente me indica que en la pantalla pone que el tren sale a las 18.03 (la salida desde Pamplona estaba prevista para las 17.25 y la llegada a Zaragoza a las 19.21). Espero pacientemente resignándome a los imprevistos de la vida. Finalmente dan las 18.03, suena el timbre de la megafonía y… ¡avisan de que el tren va a efectuar su salida! ¡Increíble, cuando ni siquiera ha llegado! Mientras el anuncio se repite en inglés, cortan el comunicado y lo sustituyen por otro que dice que el tren está estacionado en la vía 1. ¡Asombroso, se trata del autobús noctámbulo de Harry Potter, que es invisible para quienes no son magos! (es decir, para todos los viajeros que esperábamos en el andén). Una vez en el colegio nos pusieron una película donde se decía, "si lo que tienes que decir no es más importante que el silencio, entonces cállate". Veo similitudes entre la situación anterior y esta frase. A las 18.05 por fin llega el tren y el viaje transcurre divinamente hasta mi destino. Como he dicho, la llegada estaba prevista a las 19.21; pero a las 19.24 Renfe me mandó un correo avisando de que iba con 45 minutos de retraso… ¡No me había dado cuenta, eh, pensaba que no había llegado a mi destino porque me habían secuestrado! Y bueno, de reembolsar el billete mejor no hablar. Así pues, la única manera de descargar mi furia es tirar de sátira.

Leyre Epifanio Barral. PAMPLONA

La salida del pabellón

Asisto a los partidos en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, incluso a los de competición europea, que tanta ilusión y prestigio nos dan. Observo temporada tras temporada el mismo problema: Mientras el acceso al comienzo se hace más o menos escalonado y sin muchos atascos, no podemos decir lo mismo de la salida. Todos saliendo a la misma hora, en la que cuesta hasta 30 minutos salir de los alrededores, un miércoles a las 22, teniendo que trabajar al día siguiente y con niños pequeños. No costaría tanto poner algunas unidades de la Policía Local controlando el tráfico en Cesáreo Alierta para aligerar la salida de los numerosos aficionados. Patrullas, pero no limitan la duración de los semáforos ni priorizan nuestra salida ante el escaso tráfico que a esas horas hay. Además, podían habilitar el cambio de sentido en el camino del Junco durante un rato para facilitar la salida de los vehículos. También podríamos pedir que acondicionaran un poco la amplia zona de tierra para aparcar en la citada calle, que tiene unos hoyos considerables. Estas pequeñas mejoras harían más fácil la salida de los vehículos los días de partido y de todo tipo de espectáculos que se celebran en Zaragoza en nuestro pabellón.

Ángel Moya González. ZARAGOZA

Las fotos de antes

Una pequeña reflexión sobre dónde guardamos los cientos de fotos que nos hacemos con el móvil y que se van archivando en el mejor de los caos en la Galería. Ya casi no hay retratos o cuadros de fotos en casa, cuesta mucho pasarlas a papel y elegir con cuál nos quedamos como recuerdo de un día feliz. Es una pena, porque además se suelen borrar o perder por ejemplo al cambiar de móvil, o si lo pierdes, a no ser que lo tengas guardado en la nube. Antes se hacían pocas fotos pero merecía la pena archivarlas en el álbum, separándolas por años o por otro motivo, y era una gozada de vez en cuando pararte a verlas pasado un tiempo o cuando se las enseñabas a alguien. Añoro esas fotos, me parece que reflejaban muy bien momentos de felicidad. Fuese con la familia, en el colegio, con los amigos, en el verano, de fiesta, ese pedazo de papel era sin duda un pedazo de historia, de nuestra historia inolvidable.

Luis Solanas Cebolla. ZARAGOZA

El dedo y la Luna

Un proverbio chino atribuido a Confucio dice: "Mientras el sabio señala la Luna, el necio se queda mirando el dedo". Este mundo va por ese camino. Muchos son los aspectos que acercan a la humanidad a ser cada vez más necia. Los ‘sin problemas grandes’, siempre ligados al verdadero poder, bajan la vista, solo miran la pelusilla de su ombligo, mientras no ven las cosas importantes. Circunstancias muy importantes están marcando a la naturaleza humana reciente. Generalmente, pongamos este ejemplo, se piensa en inmigrantes como personas de color que pagan por un pedazo de barca rota para venir a nuestro país, pero nadie piensa en la gran cantidad de personas hispanoamericanas que vienen huyendo de sus dictaduras, las cuales, por cierto, no aparecen en los telediarios. Personas viviendo infiernos de todo tipo desde la represión más letal. Guerras como la de Ucrania, algo pasada de moda, beneficiando con silencios generalizados los planes rusos de destrucción y muerte. Parece que ya no importan tanto, no venden informativos, no interesa. Y ahora tenemos al pueblo ‘elegido’ (curioso esto) que, para defenderse de una organización terrorista, destruye lo que queda de Palestina, con mujeres y niños dentro, en un muy discutible alarde militar, donde para matar al malo escondido, destrozan el edificio entero, caiga quien caiga. Y aquí estamos, intentado creer en el ser humano, sin poder evitar la náusea de lo impasible, del olvido y ese mirar a otro lado, creyendo que se hace lo políticamente correcto cuando, y esto es lo peor, todos sabemos que andamos sobre un suelo de hipocresía. Nadie ve la Luna que nos ampara a todos, solo somos dedos que señalan y no una mano abierta que ayude de verdad.

Fermín Alonso López. ZARAGOZA

Para ser ciudad verde

Si el Ayuntamiento está empeñado en que Zaragoza sea ciudad verde, lo primero que tiene que hacer es limpiarla; seguidamente, controlar la salida de humos de las fábricas aledañas y más tarde tienen que dar ejemplo de lo que exigen a los que les pagamos. Coches eléctricos, ellos no llevan ninguno, por lo que es incoherente y discriminatoria la medida exigida a los ciudadanos. Los ciclomotores también contaminan pero deben de ser especiales. Y nadie dice que reciben subvenciones europeas para estas incoherencias y falta de cerebros por parte de quienes cobran de nuestros impuestos. Para que una ciudad sea verde hay muchos factores que no se cumplen y que haya personas haciendo la vida en los jardines y sus necesidades en la calle es incompatible.

Roberto Lagunas Pisón. ZARAGOZA

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