Ahora que el premio Planeta está dotado con un millón de euros, siempre pienso en el otro millón, el de ejemplares, que vendió Terenci Moix cuando en 1986 conquistó el galardón con su novela ‘No digas que fue un sueño’. 

El histriónico escritor recibió entonces ‘apenas’ 15 millones de pesetas (al cambio, unos 90.000 €), pero su libro despachó un millón de copias (¿saben lo que es eso?) acaso porque echar mano del Planeta como regalo era entonces un recurso muy socorrido, pero –también– porque Terenci era mucho Terenci.

Y lo sigue siendo ahora, veinte años después de su muerte, para quienes releen su divertidísima obra y para quienes bucean, por ejemplo, en RTVE-Play y rescatan aquel programa de entrevistas que presentó en 1989 llamado ‘Más estrellas que en el cielo’. Lauren Bacall, Kirk Douglas, Joan Fontaine o Joan Collins pasaron por su infinito plató, como también lo hicieron una jovencísima Rossy de Palma o un ancianísimo Gonzalo Torrente Ballester, a quien Moix entrevista entre estatuas neoclásicas y arrodillado, como atendían los discípulos del ágora a sus maestros.

Desde hace unos días puede verse en Filmin la serie documental ‘La fabulación infinita’, que repasa la vida, obra y milagros –muchos y muy increíbles– del escritor. La pieza, dirigida –por cierto– por la aragonesa Marta Lallana, ofrece estampas costumbristas del que fuera gran pedagogo de Egipto y del cine de Hollywood. Tampoco oculta su perfil más narcisista ni su cautivadora avidez por la fama. Como él mismo dice, por su tendencia a idealizar, "amo a sombras, no a personas".

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