Metástasis. Por primera vez, esta palabra de negros augurios comienza a pronunciarse con cierta esperanza. Etimológicamente viene del griego ‘meta’ (después, más allá, en otro lugar) y ‘stasis’ (acción de estar). Hubo un tiempo en que significó tomar un cambio de rumbo o residencia. Se cree que fue el médico griego Erasístrato, hace unos 2.300 años, quien utilizó el término por primera vez en el sentido de "cambio de sede de una enfermedad".

Ahora causa más temor escuchar "metástasis" que "cáncer": este proceso por el que un tumor se reproduce en otros órganos es la principal causa de muerte asociada a las enfermedades oncológicas. Pues bien: una veintena de expertos mundiales en metástasis están poniendo en común sus conocimientos sobre este proceso biológico con el objetivo de revertir su letalidad.

Por ello las investigaciones se están centrando en la prevención. Solo una parte de las células de un tumor son metastásicas. Pueden salir del tumor hacia otros órganos y permanecer años "dormidas". Hasta que despiertan de su letargo y hacen metástasis. El primer reto es identificar esas células y dirigir la terapia contra ellas activando el sistema inmunitario. Es como pescar en un océano: hay pocas células metastásicas diseminadas y evaden las defensas del organismo. Así que se ha probado en modelos experimentales de cáncer de mama a desplegar un ataque masivo contra esas células latentes. Ahora va a probarse en personas. Esperamos buenas noticias. Estos conocimientos se están poniendo en común en el congreso del Centro Nancional de Investigaciones Oncológicas CNIO Frontiers Meeting ‘Metástasis’ que organiza, entre otros, el investigador aragonés Manuel Valiente (Zaragoza, 1980).

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