Por
  • Vicente Salas Fumás

La digitalización no será suficiente

La digitalización no será suficiente
La digitalización no será suficiente
Pixabay

En términos comparados, España puntúa más alto en digitalización que en productividad laboral. Parafraseando al economista Robert Solow, la tecnología digital está en todas partes menos en la productividad, y es importante entender por qué. 

La investigación económica apunta a la organización del trabajo como la variable mediadora entre la inversión en tecnologías digitales y las ganancias en productividad. Para sacar provecho productivo de las tecnologías digitales y rentabilizar adecuadamente las inversiones que se realizan en ellas, con financiación pública y/o privada, es necesario que la tecnología se implante en entornos organizacionales descentralizados y participativos.

Uno de los grandes retos de la economía española es mejorar la productividad del trabajo

El índice elaborado por la Unión Europea para medir la digitalización de la economía y la sociedad en los distintos países miembros, ISED, coloca a España en el séptimo lugar, con una puntuación, en ese índice compuesto, cercana al 87% del índice de países líderes como Dinamarca. Sin embargo, cuando se trata de la productividad laboral media, España apenas alcanza el 70% de la productividad media de Dinamarca. A lo largo de los años, España reduce diferencias en el ISED con respecto a los países líderes de la UE, pero las aumenta en lo que respecta a la productividad (en el año 2000 la productividad relativa de España con respecto a Dinamarca era del 75%).

Las investigaciones académicas han demostrado que la organización interna de las unidades productivas, además de influir directamente en la eficiencia con la que se utilizan los recursos, es determinante para que la contribución de la digitalización de los procesos productivos a las ganancias de productividad del trabajo sea mayor o menor. En particular, se ha demostrado una fuerte complementariedad entre el capital tecnológico y el llamado capital organizacional, este último relacionado con la delegación de poder de decisión en niveles bajos de la estructura empresarial, con dar voz a los trabajadores, y con la capacidad para acumular capital humano específico. Lo que significa que la contribución al aumento de la productividad laboral de la inversión en uno de los activos (capital digital) es más alta cuanto mayor es la dotación del complementario (capital organizacional).

Para ello no basta con incorporar las tecnologías digitales, son también
necesarios cambios importantes en la organización de las empresas

Con la información recogida a través de encuestas a decenas de miles de establecimientos productivos en la UE, se ha realizado un estudio comparativo por países sobre digitalización y organización del trabajo. Los resultados confirman que las unidades productivas en España tienen una alta digitalización, sobre todo en el uso de robots y en el de tecnologías digitales aplicadas al control del trabajo, lo que explica la alta posición en el ránking. En contraste, los países más productivos del norte de Europa consiguen las primeras posiciones en digitalización por su puntuación alta en otras dimensiones, como el porcentaje de trabajadores que usan ordenador en su trabajo, y un mayor uso de las tecnologías en funciones de coordinación. Por otra parte, el nivel de dotación de capital organizacional de los establecimientos productivos en España, en comparación con los del norte de Europa es sensiblemente inferior. Por ejemplo, entre los establecimientos españoles, el 13% afirma que organiza el trabajo alrededor de equipos autónomos, y el 69% afirma que la dirección general delega una amplia capacidad de decisión a todos los niveles. En los establecimientos del norte de Europa los porcentajes son, respectivamente 33% y 93%.

La convergencia en productividad de la economía española es una prioridad nacional, entre otras razones porque con una proporción decreciente de personas activas sobre el total de la población, la sostenibilidad del gasto social, incluidas las pensiones, dependerá de que la productividad de las personas activas aumente a lo largo del tiempo. El programa NGEU prioriza la digitalización para conseguir avances en productividad, sin contar con la organización. En los países más productivos de la UE coinciden una alta dotación de capital tecnológico (cualitativamente distinto en su composición al de la economía española) y una alta dotación de capital organización. La lección para España debe ser que, sin converger en capital organizacional, la convergencia en capital digital será insuficiente para cerrar la brecha de la productividad.

Vicente Salas Fumás es catedrático de Organización de Empresas, profesor emérito de la Universidad de Zaragoza y miembro de Apeuz

(Más información sobre el valor económico de la inversión digital de las empresas)

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