La forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria, según lo establece la Constitución, y el Rey es el Jefe del Estado. Hoy, este papel lo encarna Felipe VI, y su hija primogénita, Leonor de Borbón Ortiz, es la heredera de la Corona. 

La Carta Magna señala que el Rey, o la Reina, es el símbolo de la unidad y permanencia del Estado, arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones y asume la más alta representación de España en las relaciones internacionales. Por todo esto es tan relevante el acto de hoy ante las Cortes Generales, en las que reside la soberanía nacional, en el que la Princesa de Asturias jurará "guardar y hacer guardar" la Constitución, como hizo el ahora rey Felipe VI hace 37 años. La heredera acata la Ley de leyes, que garantiza los derechos de los ciudadanos y de la que emanan todos los poderes del Estado.

La Constitución es el gran invento jurídico y político de las revoluciones liberales del siglo XVIII. El régimen constitucional nace como aquel en el que el poder político está limitado por el Derecho (encabezado este por la Carta Magna) y ello a fin de garantizar la libertad de las personas. Por ello, Leonor de Borbón, en una ceremonia cargada de simbolismo y de proyección de futuro, adquiere un firme compromiso público con el respeto a la Constitución y a los derechos de los ciudadanos. Frente a este acto institucional, resulta más que censurable la actitud de los diputados y de algunos ministros o presidentes autonómicos que no acudirán hoy a la sede del Congreso. No solo están despreciando a la Corona, sino a la Constitución, que es la que garantiza que hayan sido elegidos en unos comicios libres, democráticos y plurales. La ausencia de varios de los partidos que respaldan a Pedro Sánchez para una posible investidura como presidente del Gobierno evidencia su desprecio por la Ley de leyes y su nula responsabilidad institucional.