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Cartas al director de HERALDO: ¿Existe lo ‘políticamente correcto’?

¿Existe lo ‘políticamente correcto’?
¿Existe lo ‘políticamente correcto’?
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¿Existe lo ‘políticamente correcto’?

Los medios de comunicación y la sociedad han asumido las tesis de ciertos grupos que imponen un lenguaje a caballo entre feminista, igualitario, ecologista, inclusivo, etc., resultando penoso cabalgar tantos potros al mismo tiempo. Así pues, y en este sentido, debemos admitir que existe eso que se ha dado en llamar lo ‘políticamente correcto’ y, de hecho, es usado como arma contra los que no aceptan pasar por ese aro. 

Pero seriamente analizada esa expresión no tiene cabida en la lengua, no existe ni tan siquiera en el ámbito político. En las intervenciones que tienen lugar en el Congreso, a pesar de las lindezas que se escuchan y de las numerosas ocasiones en las que se olvidan las normas de la más elemental cortesía, no hemos oído a ningún diputado reclamar lo ‘políticamente correcto’, dejando esa práctica para el resto de la sociedad. ¿Acaso dentro de la corrección constituyen categorías diferentes lo políticamente correcto y lo simplemente correcto? Lo primero no deja de ser una redundancia, bastaría referirnos a lo correcto, fuese en asuntos políticos, deportivos, intelectuales, académicos, etc. El resultado de su aplicación es una mordaza, una suerte de censura que constriñe el lenguaje, y por tanto las ideas, y que en cierta medida recuerda a la policía moral de Irán. Hemos llegado a tal grado de papanatismo que en toda educada discusión debemos introducir la fórmula ‘respeto mucho su opinión…’, para evitar la reacción de los fanáticos de los ismos; cuando en realidad deberíamos decir, escucho o soporto lo que usted dice, aunque el contenido no me merece ningún respeto. Porque es evidente que hay discursos que no son respetables, aunque tengamos que oírlos, y tenemos ejemplos a diario.

Luciano Ibáñez Dobón. ZARAGOZA

‘Parole’ solo ‘parole’

Sin pensarlo, me encuentro buscando en el dial de mi radio (pertenezco a esa especie a extinguir) un rayo de felicidad nocturna que compense tanta noticia triste. Sí, estoy abrumada por desastres naturales, por guerras muy lejanas que ya parecen nuestras. La deshumanización y la crudeza de unos y otros en el último conflicto están alcanzando niveles que sobrepasan en exceso lo razonable, lo comprensible. Nos quejamos y mostramos nuestra indignación en manifestaciones multitudinarias, en la prensa, en el trabajo… Pero aquí estamos un día más, la tierra sigue girando e incluso la vida grita y se abre paso entre los escombros, igual que una humilde brizna de hierba surge entre el cemento, y nos preguntamos qué más puede suceder, de qué nuevas atrocidades seremos capaces. ¿Hasta dónde y hasta cuándo? Todos sabemos que este conflicto no cesará a corto plazo, que los protagonistas no quieren que cese a pesar del dolor que los unos arrojan a los otros como si el suyo fuese el verdadero y el de su enemigo una parodia. Hace doscientos años un sesudo aragonés vislumbró como nadie cuán terribles son los desastres de la guerra cuando duerme la razón. Qué frágil es la memoria, señoras y señores, y lamentablemente qué largo el olvido. ‘Parole, parole, parole…’, suena en la radio y sonrío. ¿Una vieja canción? Por favor, que alguien detenga pronto este mundo, yo me bajo en la próxima parada.

Isabel Pascual Cebrián. ZARAGOZA

Situación kafkiana en el cementerio

En el cementerio de La Cartuja sólo falta un cartelito en la entrada que diga ‘Entiérrelo usted mismo’. Es lo que le ha sucedido a una familia que se encontró con que no había enterrador para un familiar, al que tuvo que enterrar uno de los asistentes gracias a que su profesión era la de albañil. Es una situación kafkiana, de humor negro, si no fuera por tratarse de un asunto muy serio. En esa localidad no se puede morir uno el fin de semana, que es cuando falla el enterrador, a no ser que se lleve un albañil por si acaso. Conocí otro caso en el que el difunto tuvo que esperar varias horas a ser enterrado porque había problemas con la propiedad del nicho, hasta que se aclaró el problema. Es la Diputación Provincial de Zaragoza la responsable de esta flagrante carencia de personal en La Cartuja. A la hora de buscar un enterrador, que tengan en cuenta el refrán: "buen enterrador, poco hablador".

Martina Pellejero Cuéllar. ZARAGOZA

Lobos y pastores

Lobos bravíos aún los hay y no solo contra las mansas ovejas; también para las personas, pues un personaje antiguo escribió que «el hombre es lobo para los demás hombres». Y nuestro Baltasar Gracián dijo: "Si los hombres no son fieras es porque son más fieros". Hace unos días un zaragozano se vio forzado a hacer varias transferencias de unos cuantos euros por amenazas por parte de una organización criminal. Gracias a los agentes de la Guardia Civil, bien se les puede llamar nuestros buenos pastores contra estos lobos, esas fieras humanas han sido detenidas y entregadas a la Justicia. Así debe ser, porque "sin justicia ¿qué son los reinos sino una partida de salteadores?" (San Agustín). Nuestro Rey, ante los nuevos jueces, dijo que "la justicia es clave para la convivencia". Sí, la justicia, la autoridad de un gobierno y de los jueces hacen falta y son legítimas cuando sirven al bien. Y no cesarán de servir a los ciudadanos, porque no cesan las violencias: las hay contra las mujeres, el terrorismo, otro lobo que sigue actuando y causa muertes y heridos en las personas que solo son ciudadanos honrados que viven de su trabajo o pensión. Todos los actos violentos que hacen daño a las personas hay que, si es posible, atajarlos de raíz, y pronto. No pasar ni una por alto, sin castigo, pues eso puede significar que los lobos tienen derecho a producir el mal. Pues no. Al decir popular, con la ley en la mano, "palo y tente tieso".

Teófilo Marco Estella. EL GRADO (HUESCA)

Tecnología y lenguaje

No hace falta ser un Einstein para constatar el gran avance que ha supuesto la tecnología en nuestras vidas, aunque no esté exenta de inconvenientes. Porque –como muestra, un botón– es una realidad que en cuanto a la ortografía de nuestros adolescentes y jóvenes se refiere, ha empeorado ostensiblemente desde que empezaron a enviarse mensajes por SMS, los cuales, por su espacio reducido, trajeron la moda de escribirse sin algunas letras o, incluso, intercambiando unas por otras. Y es que los errores ortográficos de la chavalería de hoy día en sus escritos, además de haber ido aumentando paulatinamente con el paso del tiempo, muestran en múltiples ocasiones tanto el uso de palabras o frases inadecuadas como una excesiva utilización de abreviaturas, lo que supone a todas luces un evidente empobrecimiento del lenguaje.

Miguel Sánchez Trasobares. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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