Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: La Biblia y el Corán, libros de paz

La Biblia.
La Biblia y el Corán, libros de paz
HA

La Biblia y el Corán, libros de paz

El patriarca Abraham, venerado en las tres religiones monoteístas, llora sin consuelo, es el vacío de sus hijos que ya no existen y de cuantos tendrán que dejar de existir. Le gustaría que sus hijos usasen el argumento, la palabra, en definitiva, la Biblia y el Corán, dos libros de paz. 

Pero en sus calles suenan las pistolas, estalla la metralla, se profanan lugares sagrados. Y nadie quiere escuchar su llanto ni su sabiduría. Haciendo historia, el bíblico Sem es el padre de los semitas, hijo de Noé, el del Diluvio y abuelo de Abraham. La esposa de Abraham no podía darle hijos por lo que tomó otra mujer que dio a luz a Ismael (en hebreo ‘Dios te ha escuchado’). Era primogénito. Más tarde, su esposa parió a Isaac (en hebreo ‘el que ríe’). Los árabes descienden de Ismael, los judíos de Isaac. Son hermanos semitas, les une más de lo que les separa, pero se matan porque ninguno respeta los dictámenes de la Biblia ni del Corán, que se basan en el amor a Dios y al prójimo. A la religión islámica se la conoce como ‘millat Ibrahim’ (la religión de Abraham). Judíos e islámicos creen en el mismo Dios con distinto nombre: Yahvé, Allah. Einstein, científico y judío, siguiendo la estela de la Biblia y el Corán, habla en una carta de amor y unión entre culturas, en vez de división y enfrentamiento. Todas las culturas tienen algo que añadir al patrimonio de la humanidad y enriquecen el ecumenismo. El amor es luz, ilumina a quien lo da y a quien lo recibe, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. En Aragón, la Asociación de la Cultura Judía, de la que es responsable Timna, y otra Asociación Cultural Árabe, cuya responsable es Wassila, trabajan en el campo de las tres culturas: judía, islámica y cristiana, con el lema ‘Tendiendo puentes’: conocer para respetarse. Condenan toda violencia y fomentan la paz.

Isidoro Berdié Bueno. ZARAGOZA

Israel y Palestina

Tuve un tío, que fue secretario en Chodes a mediados del siglo pasado, que decía que si el conflicto de Oriente Próximo se prendía que nos pusiéramos a temblar. Y este es el caso. Es como si por imposición legal nos ocupara nuestra casa otra familia. Al principio no ocuparían toda la casa, pero poco a poco se van haciendo con el comedor, la cocina, el baño, el recibidor... Y además a nosotros nos van llegando familiares, con lo que nos vemos relegados en nuestro dormitorio sin posibilidad de salir, y cada vez que necesitamos comer o beber o lo que sea tenemos que pedir permiso a los ocupas. Si al final los dueños de la casa deciden sublevarse, ya la tenemos liada. Ahora con la guerra ya no hay disculpa, ya todas las partes tienen muertos, rehenes y cosas que echarse en cara. Ahora no hay justificación de la violencia con otro particular, los amigos de cada bando que se van a ver implicados sin querer en el conflicto, ¡y cuidado qué amigos! Israel es el niño abusón que sabe que detrás tiene a un amigo poderoso que lo va a defender pase lo que pase. Este conflicto es otro polvorín incendiado en este planeta que nos estamos cargando desde tantos frentes que va a ser imposible la vida. A mí me gustaría un mundo equitativo, que no igualitario, porque muchas veces la igualdad resulta injusta, por eso pienso que la equidad sería la que tendría que marcar las leyes. Ya hay miles de muertos, cientos de rehenes y muchos heridos, más las heridas psicológicas. Personas palestinas nos contaban que debían acudir a los hospitales de Israel para cualquier dolencia, porque no tenían en su territorio, y que debían solicitar permiso para ir a tratarse. ¿Y ahora, cómo cuidarán de sus heridos? Por favor, paren esta y las demás guerras.

Carmen Pilar Lamuela Polo. ZARAGOZA

Los momentos del arte

He visto infinidad de exposiciones, he visitado los grandes museos, aunque casi nunca he estado una hora mirando un cuadro, el ‘Guernica’ de Picasso lo he contemplado muchas veces. Magritte fue el pintor de mi juventud, he amado a los impresionistas, veré la exposición de Monet en Madrid, siento hondamente a Dalí, este año me llenó el barroco de Guido Reni en la exposición del Prado. Mi alma está embargada por Hopper, con el que me identifico trascendentalmente, me han fascinado los frescos de Rafael en el Vaticano, los mosaicos de Rávena, he admirado el Moisés de Miguel Ángel. He estado en Venecia muchas veces, he dormido en su estación, en albergues o con los hermanos de San Juan de Dios, con mi familia en el Lido y en la zona de la universidad, he disfrutado la Giudecca, recogimiento de la belleza veneciana. Admiro la naturaleza de los pinos de Roma, de las fuentes del Moncayo, de las laderas de Artoux, son momentos de belleza. La mezquita azul de Estambul o los crematorios de Benarés. Admiro la arquitectura humana, los rascacielos de Nueva York, de Chicago o de Dubái, el encanto de Matera o la preciosidad de la isla de Re. No son pequeñas alegrías, no sé si es la felicidad, pero sí que es la belleza que se prolonga en la memoria, son momentos en la vida que he buscado. Aunque admiro el trabajo y el esfuerzo en el campo de ese chaval que tiene que conseguir las becas para seguir sus estudios, como se puede leer en ‘El jinete polaco’ de Antonio Muñoz Molina. Es ocio o es sensibilidad ante la belleza, no lo sé, pero el arte ha existido siempre, desde los albores de la humanidad, y yo lo he sentido en mis venas.

José Vicente Domeque Goya. ZARAGOZA

Pederastas

No puedo concebir cómo es posible que unos padres, unos abuelos o unos tíos sean capaces de cometer abusos a miembros de su propia familia tan vulnerables como pueden ser los hijos, los nietos o los sobrinos. No existe pena suficiente que castigue dichas acciones. Esas personas, si de mí dependiera, se merecen recibir todo el sufrimiento elevado a la máxima potencia que han hecho pasar a sus víctimas. ¿Cómo un padre puede abusar de su propio bebé o un abuelo de sus nietos? ¿Con qué cara lo va a mirar el resto de la familia y cómo se debe actuar? Es horroroso lo que estamos leyendo casi a diario en nuestros noticiarios. Sacerdotes, profesores, entrenadores, etc., que aparentemente parecen ser ciudadanos cercanos y cordiales, pero son capaces de atentar contra personas vulnerables e indefensas, incapaces de reaccionar. ¿Qué hacemos con estos criminales? Considero que cuando se habla de ellos, sean hombres o mujeres, se debería publicar abiertamente su nombre completo. ¿Qué es eso de proteger su intimidad? ¿Han pensado ellos en las consecuencias de sus actos para con sus víctimas? ¿Quién me dice a mí que no tengo un vecino o un compañero que es pederasta y convivo a diario con él? No creo que este tipo de gente llegue a poder reinsertarse en la sociedad. Lo siento por ellos, pero no tienen cabida en mi tipo de ideología. Si yo supiese de la existencia de un tipo así cerca de mí, me sería muy difícil estar a su lado. No creo que pudiera hacerlo.

Josefina Palos Bernad. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

cartas@heraldo.es

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión