Una mina en Marte

Las ferias de Valdespartera es uno de los espacios que se mantienen después de las Fiestas del Pilar
Las ferias de Valdespartera
Toni Galán

Desvelado por una versión onírica del relato de Ray Bradbury que había leído antes de dormirme, salté de la cama y, a oscuras, evitando despertar a mi cónyuge, salí gatunamente del dormitorio. A continuación, valiéndome de la tenue claridad lunar que las farolas del paseo proyectaban en la casa, me dirigí al ventanal de la sala de estar y, desde uno de sus costados, apostado en la penumbra, atisbé el exterior.

Me extrañó la actividad que había a las tres de la madrugada de un día laborable. De hecho, temí haber consultado mal el reloj de la mesilla, debido a lo precario de mi vigilia, y dudé si no serían ya las seis, que es cuando, según tengo observado, mucha gente empieza a ir a trabajar. Sin embargo, pronto reparé en que esas personas van siempre pulcras y a paso ligero, mientras que las que contemplaba en ese momento iban desaliñadas y deambulaban cansinamente.

Para más inri, pocos minutos después pasó un tranvía que parecía imaginado por el mismísimo Bradbury. En parte, porque a esas horas de la noche no hay circulación tranviaria, pero, sobre todo, porque quienes viajaban en el convoy, atestándolo y empañándolo, tenían el aspecto de regresar de una mina en Marte. Aquello era demasiado, así que volví al catre, a refugiarme con mi mujercita. Por fin, cuando su respiración y mi sopor borraron de mi mente la imagen de esos seres infelices, me dormí.

Horas después, mi alumnado corroboró que aquello no había sido un mal sueño. La mitad no fue a clase. El resto me aclaró entre bostezos que la mina no estaba en Marte, sino en el jolgorio de Valdespartera.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Javier Usoz)

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