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Cartas al director de HERALDO: La independencia y una trampa saducea

Carteles que rezan 'Independencia' durante la celebración del aniversario del referéndum del 1-O, en la plaza de Urquinaona
Carteles que rezan 'Independencia' durante la celebración del aniversario del referéndum del 1-O, en la plaza de Urquinaona
Kike Rincón / EP

La independencia y una trampa saducea

He leído el artículo de un renombrado magistrado, publicado en un diario de distribución nacional, en el que tras el titular se hace esta pregunta: "¿Qué sucede si una parte del pueblo expresa su voluntad de no seguir perteneciendo al mismo?". Obviamente, se trata una trampa saducea. 

Y lo es porque no aclara los límites de esa ‘parte’, que podrían oscilar entre comunidad autónoma, provincia, valle, veguería o comarca, población, barrio o incluso individuo.

Veamos un caso práctico. Supongamos que se hace un referendo en Cataluña y el resultado es favorable a la independencia por un 55%, al día siguiente, aplicando la misma norma, el 45% perdedor podría solicitar la independencia de Cataluña, y de esa parte, un 15% solicita la independencia de los que la piden, y así ‘ad infinitum’. A no ser que esa hipotética Cataluña independiente negara ese derecho a sus ciudadanos, lo que estaría en abierta contradicción con lo que se ha exigido a España para acceder a ella. Y luego vendría el reparto del territorio, quién se queda con qué parte.

Más todavía, la pregunta se sale de toda lógica, pues parte del "pueblo", es decir, de un único sujeto, el ‘demos’ griego, para admitir a continuación un segundo sujeto, "una parte de él", es decir, dos sujetos con el mismo derecho, en contra de la hipótesis inicial. Y ahí radica el truco que utilizan los independentistas, convencernos de la existencia de un pueblo diferente al español. Como experimento sugiero al autor que trate de independizarse de su comunidad de vecinos (que no deja de ser un pequeño ‘pueblo’), y que negocie qué parte del ascensor, de la escalera, de la entrada al garaje, etcétera, le pertenece.

Luciano Ibáñez Dobón. ZARAGOZA

Un paseo sucio

Soy una vecina del paseo de Fernando el Católico en Zaragoza y quiero dejar constancia del aspecto lamentable en que se encuentra debido a la falta de limpieza. Hay suciedad por donde vas pasando, manchas de hace meses, bancos sucios, debajo de los bancos no les llega la limpieza nunca, papeleras desbordadas y césped que da pena. La imagen de un paseo tan bonito, emblemático y transitado es mejorable. Sugiero a quien corresponda que se dé una vuelta por dicho paseo.

María Pilar Villarig del Cacho. ZARAGOZA

Gran cosa, el trabajo

Programa de trabajo de un vago: "El lunes voy de viaje, el martes de excursión, el miércoles voy de fiesta, el jueves descanso yo, el viernes saco las cuentas para el sábado cobrar, y el domingo que trabajaría no me dejan trabajar". El trabajo no es un castigo, es anterior al pecado. Porque no había nadie que trabajara la tierra, determinó el Creador: "Hágase al hombre a nuestra imagen y semejanza, y trabaje la tierra, y domínela". Y desde entonces la humanidad ha trabajado siempre. Los primitivos agricultores empleaban un palo y un azadón. La llegada del arado cambió la situación, pues las plantas podían echar mejores raíces y dar cosechas más abundantes. Porque es el trabajo fuente de la riqueza y aguijón diligente de la pereza, el trabajo es elemento indispensable para la vida. Por medio de él la persona puede proyectar sus capacidades y es un factor para el equilibrio psíquico. Cuando falta el trabajo todo el ser, toda la familia se resiente. Muchas familias tienen miembros en paro. Esta dolorosa situación afecta a jóvenes, a los emigrantes, a las mujeres, y a quienes tienen alguna discapacidad. Esto es una pena. La sociedad se enriquece por el trabajo, que hace el mundo más humano y habitable. Por eso dice un proverbio chino: "Un hombre abrió el pozo y mil beben su agua". El trabajo debe ser el apropiado para cada cual, así se eliminan tensiones. Dicen que un niño deseaba ardientemente algún papel en la representación teatral de la escuela; su madre temía que no fuese elegido. El día que se distribuyeron los papeles el niño, feliz, le dijo: «Mamá, me eligieron para aplaudir y lanzar vivas». Así que todos los trabajos son útiles. ¿Quién se atreverá a decir que es menos útil el serrucho del carpintero que las pinzas del cirujano? Hagamos bien, con competencia técnica y espíritu de servicio nuestro trabajo, de modo que sea labor fecunda y humanizada.

Teófilo Marco Estella. EL GRADO (HUESCA)

Otoño en Inglaterra

Me encanta viajar a Gran Bretaña y recorrer diferentes partes de esta isla. Estos dos últimos años, ha coincidido que he viajado en las mismas fechas, durante esa época de transición entre verano e invierno. En la zona donde me encuentro en estos momentos se aprecia claramente el cambio de clima con relación al lugar de donde vengo, la costa mediterránea. Aquí el otoño es más húmedo, con precipitaciones en algún momento del día, y también el viento es una constante. Siempre he leído que el otoño es ideal para visitar esta tierra y ver cómo caen las hojas de los árboles. De momento, aún no he podido percibir esa vibrante inundación de colores otoñales. Una de las cosas que tengo en cuenta al planificar un viaje es que el destino tenga un interés cultural e histórico que justifique mi paso. Tratándose de esta época del año, hay que aprovechar esos paseos por la belleza natural de muchos parajes. Es obligado, estando en Nottingham, visitar el bosque de Sherwood, también como amante de la literatura, adentrándome en el personaje de Robin Hood y sus hazañas. Según los cuentos, este forajido, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, se escondía aquí, concretamente en un gigantesco árbol de más de mil años conocido como Gran Roble. Dicen que la leyenda de Robin Hood se trasluce a través de cada árbol del lugar, en un ambiente tranquilo y místico. Es una maravilla disfrutar de estos lugares con un agradable paseo sin estar acompañado de una multitud de gente. Además, en otoño la luz tiene un encanto especial.

Gema Abad Ballarín. REUS (TARRAGONA)

Al cine en silla de ruedas

El 3 de octubre fui a los cines de Aragonia con mi pareja. Al finalizar la proyección, salimos con todo el público, hasta que llegamos a unas escaleras que nos hacían imposible la salida. Al retroceder nos dimos cuenta de que la puerta de acceso a la sala no se podía abrir desde nuestra posición. Finalmente, la historia se demoró más de veinte minutos hasta que una persona de seguridad vino a nuestro rescate. Quiero llamar la atención acerca de la importancia de la señalización indicando la salida para personas con movilidad reducida de las salas. Es necesario que esté bien visible, iluminada, para que la salida del cine no se convierta en una aventura. Agradezco la ayuda del personal de seguridad del centro. Cosa que no vimos en los cines.

Julio Atance Fortea. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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