Un aplauso para el 'inmovilismo'

El móvil puede convertirse en una excepción.
El móvil puede convertirse en una excepción.
Jan Vasek / Pixabay

Los padres, profesores y auxiliares del Instituto Reyes Católicos de Ejea de los Caballeros han votado a favor del ‘inmovilismo’. Y aunque suene políticamente incorrecto, en realidad es todo lo contrario. Me parece incluso que su feliz atrevimiento va a recibir muchos aplausos. Entre los primeros, el de esta columna. Sí, porque lo que han decidido en el Reyes Católicos, con una impecable votación democrática, es que el teléfono móvil en adelante no se podrá llevar al instituto, que habrá que dejarlo en casa. Y eso vale tanto para los alumnos, como para los profesores como para todos los demás. A clase se va sin móviles, ‘inmovilizados’ podríamos decir con una sonrisa. Ese es el mensaje. Por eso creo que se puede calificar como un ‘inmovilismo progresista’, valga el oxímoron. Que chicos y chicas se olviden del móvil por unas horas, aunque sea a la fuerza, es una valiente medida de higiene mental. Y de innovación educativa. Y hasta un experimento pedagógico o incluso sociológico. Se habla mucho de los efectos dañinos que puede tener el abuso de las pantallas, de cómo el teléfono móvil, ‘inteligente’ lo llaman, absorbe el tiempo y las neuronas de todos, pero con especial perjuicio para los jóvenes, sin embargo se hace poco para evitarlo. Los padres y profesores de Ejea ya no se contentan con quejarse, han pasado a la acción. Dice el director del instituto, Patxi Abadía, que se trata de hacer un paréntesis para que los chicos y chicas «oxigenen» sus cerebros. No es mala idea. Tal vez todos deberíamos apuntarnos a este sano inmovilismo aunque solo fuera un rato cada día.

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