Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Fin de fiesta

Los fuegos artificiales junto al Ebro cerrarán hoy las fiestas del Pilar.
Los fuegos artificiales junto al Ebro cerrarán hoy las fiestas del Pilar.
Francisco Jiménez

Percibimos la vida en términos de trabajo. Lógico. En cuanto aprendemos a caminar nos llevan a la escuela para estudiar cómo ser productivos. Cumplida la etapa de formación, entramos en el mundo laboral. Pura supervivencia. Adquirimos así el hábito de la productividad. Para siempre. Nos asusta el tedio. La pereza provoca rechazo social. El aburrimiento se combate con el narcisismo y el infoentretenimiento del teléfono móvil.

La actividad es el alfa y omega de nuestra época. Acaso por eso la religión está en crisis, sobre todo en las sociedades más productivas. La fe no se basa en la acción, sino en el sentimiento, la meditación y el recogimiento de la plegaria.

Solo la fiesta, en cuanto interrupción del trabajo, abre un paréntesis. Es revolucionaria porque genera comunidad. El sentimiento de festividad es siempre una emoción grupal. Hay unión en la charanga del pueblo y en la ofrenda de flores a la patrona. Por el contrario, el trabajo desconecta a las personas e internet fomenta una comunicación sin comunidad. En el tiempo de la fiesta y el juego, la vida ya no es supervivencia. Se aparca el ‘ganar más’, el consumismo, la autoexplotación y la exposición en las redes sociales.

Hoy terminan los Pilares. Vivimos el fin de fiesta, pero ya buscamos en el calendario el próximo evento festivo antes de Navidad. Percibimos la vida en términos de trabajo, pero en nuestro fuero interno sabemos que lo que nos define como seres humanos no es el laboreo sino la cultura. Y la fuerza motora de la cultura es la fiesta.

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