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  • Editorial

Pedro Sánchez cruza otro límite

El secretario de Organización del Partido Socialista, Santos Cerdán y el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, reciben a la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua y al senador de EH Bildu Gorka Elejabarrieta, durante su ronda de contactos
El secretario de Organización del Partido Socialista, Santos Cerdán y el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, reciben a la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua y al senador de EH Bildu Gorka Elejabarrieta, durante su ronda de contactos
Eduardo Parra / Europa Press

Pedro Sánchez se ha hecho la fotografía con EH Bildu que no se atrevió a hacerse en 2019. Hasta ahora, las imágenes de las reuniones con los abertzales las habían protagonizado los enviados del líder del PSOE. Pero ayer fue él mismo quien estrechó la mano de los dirigentes de la coalición radical. Bildu considera un «hito» esta foto que ‘blanquea’ sin pudor a los herederos de ETA. Aunque nuestras leyes democráticas permiten a ese grupo parlamentario participar en el sistema institucional, el presidente del Gobierno no debería ‘comprar’ los votos de un partido que en buena medida es heredero de ETA, y tampoco debería reunirse sonrientemente con una persona que fue condenada por enaltecimiento del terrorismo en 1986 y a la que se le debe el protagonismo de episodios de señalamiento a periodistas en los años más ominosos de la banda terrorista.

El líder del PSOE ha cruzado otro límite que nadie en su partido había tenido la indignidad de cruzar hasta ahora. De hecho, se ha convertido en el primer presidente del Gobierno, aunque sea en funciones, que se cita con el partido afín al terrorismo etarra. Acuciado por su debilidad parlamentaria, ha mantenido su primera reunión con EH Bildu y se ha hecho la fotografía de la que huyó durante toda la legislatura pasada, a pesar de que el partido de Arnaldo Otegi era uno de sus socios prioritarios. Para mayor agravio a la memoria de las víctimas de ETA, muchas de su propio partido, y a la dignidad de los ciudadanos españoles, se ha hecho la foto con Mertxe Aizpurua, que, además de arrastrar una condena por apología del terrorismo, ha sido quien ha escrito las biografías hagiográficas de los etarras muertos y que sigue sin condenar a ETA ni actos como la profanación de la tumba del socialista Fernando Buesa. Una humillación inaceptable. 

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