Llevamos unos días muy preocupados con el futuro del reino de Redonda. Pongámonos en situación: Redonda es un islote deshabitado de las Antillas que compró a la reina Victoria uno de esos ingleses excéntricos a lo Boris Johnson. Nuestro hombre, sin nada mejor que hacer, decidió elevar Redonda a la categoría de reino y nombrar rey a su hijo adolescente. 

Éste, Matthew Phipps Shiel, acabó con los años convertido en escritor de ciencia ficción y haciéndose amigo del poeta John Gawsworth, a quien nombró su heredero. Una vez coronado rey Gawsworth en 1947 con el nombre de Juan I, empezó a repartir títulos nobiliarios entre sus amigos, que le siguieron el juego literario con fe inquebrantable. Le sucedió otro escritor tirando a extravagente, Jon Wynne-Tyson, que reinó como Juan II hasta su abdicación en 1997 en favor del español Javier Marías. Marías, que eligió para su reinado el nombre de Xavier I, continuó la tradición y también ennobleció a muchos escritores: a Julia Navarro la hizo duquesa de los Navíos, a Fernando Savater, duque de Caronte y Maestro del Real Hipódromo, a Eduardo Mendoza, duque de Isla Larga, a Luis Antonio de Villena, duque de Malmundo y Poeta Laureado en Lengua Española, a Claudio Magris, duque de Segunda Mano, a Juan Villoro, duque de Nochevieja... o a Guillermo Cabrera Infante, duque de Tigres, aunque a muchos nos habría gustado más que el nuevo ducado hubiera llevado el nombre, más literario sin duda, de "los Tristes Tigres". También quiso el rey Xavier que el zaragozano César Pérez Gracia fuera el conservador de los Reales Dibujos, y trató de crear un distinguido cuerpo diplomático, y así, por ejemplo, Juan Gabriel Vásquez fue nombrado embajador del reino de Redonda ante la república de Costaguana.

El problema es que una vez muerto Marías se ha abierto el melón de la sucesión. ¿Quién será el nuevo rey de Redonda? ¿Dejó Xavier I heredero? Hace unos días, Julia Navarro desveló que Marías le había confesado que su deseo era que el embajador ante Costaguana Juan Gabriel Vásquez se convirtiera en su sucesor, y el diario ‘ABC’, en un artículo de Jesús García Calero y María José Solano, daba la primicia: el escritor colombiano sería el nuevo rey de Redonda. Pero Vásquez se hace querer. En un artículo publicado hace un par de semanas echaba balones fuera y aseguraba que "el rey Xavier I nunca llevó a cabo una ceremonia de nombramiento para su reino lúdico, y yo no cometería jamás la vulgaridad infinita de nombrarme a mí mismo", aunque antes, sibilinamente, reproducía la dedicatoria "conmovedora" que Marías le puso en su ejemplar de ‘Tomás Nevinson’: "Para Juan Gabriel V, que lleva camino –si quiere– de convertirse en mi heredero. Con la admiración y el afecto de Javier M", confirmando así que él era el elegido. Vamos, que lo que le parece mal es autoproclamarse rey, pero si los demás se lo pidieran, a la vista de la confesión de Navarro y lo escrito por Marías en la dedicatoria, pues igual hacía un sacrificio y aceptaba la corona.

En el asunto sucesorio ha mediado Daniel Gascón, quien en una divertida e irónica columna, aseguraba que "la situación es delicada: nadie desea una partición balcánica, una revolución o una guerra sucesoria en un reino imaginario lleno de seres feroces como piratas y poetas" y creía que Vásquez era el mejor colocado, aunque "sería una pena para la historia de la literatura que las responsabilidades regias lo apartasen de sus quehaceres". Gascón iba más lejos y proponía como próximo monarca de Redonda al rey emérito Juan Carlos I, pues "tiene el ‘know how’, los contactos y el fondo de armario que requiere el cargo, aparece en una novela de Marías y está actualmente sin trabajo".

Yo, sin embargo, creo que los aragoneses debemos barrer para casa. ¿Cuántos anglófilos devotos de Marías tenemos en Aragón que ya formaran parte de la Corte redondiana? No se me ocurre otro que el escritor y crítico de HERALDO César Pérez Gracia –que reseñó todas las novelas del último monarca, debe de ser medio pariente de Tristam Shandy y, por discipulado de los Gállego y los Pérez Gállego, conoce bien las letras anglosajonas– para ocupar el trono de Redonda. Tendríamos, además, un nuevo rey aragonés desde Fernando el Católico. Y el cesarismo lo lleva hasta en el nombre. Nadie mejor. Dios salve al nuevo rey de Redonda. Dios salve al César. Y nos perdone a todos.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Melero)