El lío del Mundial 2030

FIFA
FIFA
E. P.

No sé lo que elucubrarán las delirantes mentes de los dirigentes de la FIFA, pero sus decisiones son más que cuestionables y alteran de forma innecesaria la armonía y la paz entre los pueblos. Porque plantear como acaban de hacer que un campeonato mundial se celebre nada menos que en seis países es una provocación y un disparate.

Se abren por delante unos años en los que vamos a contemplar riñas, peleas y enfrentamientos entre continentes –hay tres en liza–, naciones –hay seis– y un montón de ciudades que aspiran a ser sedes. Y tres de las naciones convocadas, por lo menos, se van a disputar que se juegue la final en su tierra: Marruecos, Portugal y España. Puede incluso haber conflictos diplomáticos, retirada de embajadores y en cualquier caso un agriamiento de las relaciones.

Los mundiales de fútbol han ido evolucionando de celebrarse en un solo país, creando el conflicto entre las principales ciudades aspirantes a ser sedes, a esta propuesta descabellada de simultanear la competición nada menos que en seis naciones de tres continentes distintos, pasando por la organización conjunta de dos o tres federaciones nacionales distintas.

La decisión de la FIFA de que el Campeonato del Mundo de Fútbol de 2030 se juegue en seis países distintos resulta descabellada

Y como estas gentes de la FIFA funcionan con pólvora del rey, y se mueven sin conocimiento entre ingentes cantidades de dinero, no se cortan un pelo a la hora de inducir a los estados afectados a llevar a cabo enormes gastos en creación de infraestructuras que, en algunos casos, no redundan en rentabilidad ni económica ni social. Por no hablar de los gastos que suponen los desplazamientos entre las diferentes sedes para la celebración de los partidos, arrastrando a decenas de jugadores, técnicos, directivos, periodistas y paniguados en general que siempre se arriman al momio de estos eventos. Así que las disputas que va a ocasionar esta decisión de la FIFA nos van a tener entretenidos y desvelados durante los años que median hasta que se celebre el Mundial 2030.

Y bajando a lo local, en lo que nos afecta, tenemos el caso de Zaragoza, que se juega ser sede no sólo por el azar de un sorteo o un complejo acuerdo, sino por no disponer de un estadio que reúna las condiciones requeridas para serlo. Es la monserga esta de la ‘operación Romareda’, que lleva décadas ocupando a nuestros políticos locales, indecisos, acobardados, pusilánimes e incapaces; poniéndose, todos a todos y en todo momento, piedras en el camino y representando de forma impecable el papel de perros del hortelano; aquel can que ni comía ni dejaba comer.

En todo caso, en Zaragoza, ya es hora de que los políticos se pongan de acuerdo para construir el nuevo estadio

No sé si ahora la urgencia de disponer de un estadio en condiciones llevará algo de lucidez y sentido común a nuestros próceres y a sus opositores para que desbloqueen de una vez un proyecto que, al margen del Mundial, parece que le vendría bien a esta ciudad.

Hagamos méritos; construyamos la nueva Romareda. Luego nos caerá o no la suerte de alojar un par de partidos del Mundial; y si no nos toca, ya tendremos un campo donde podría jugarse algún encuentro a finales de este siglo. Porque mundiales seguirá habiendo hasta el fin de los tiempos.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión