Las discotecas y la seguridad

Las discotecas y la seguridad
Las discotecas y la seguridad
Pixabay

Una vez más ha ocurrido una tragedia en una discoteca, esta vez en la ciudad de Murcia, un suceso que se añade a esa lista negra de incendios en diferentes localidades españolas que han dejado a lo largo del tiempo decenas de muertos. 

Algo pasa en el sector para que se dé esta frecuencia de incidentes, y sería conveniente hacer un análisis profundo para ver si hay alguna forma de evitarlos. Y no me sirve el consuelo de que el fenómeno es habitual en otros lugares del mundo, donde incluso el número de víctimas es muy superior, como en el caso de una discoteca brasileña en la que fallecieron más de doscientas personas.

En este diario escribía el pasado día 2 Víctor Orcástegui una reflexión que no me resisto a reproducir: "Si no se cumplían las normas de seguridad, alguien debió detectarlo; si se cumplían, son las normas las que no sirven". No se trata, por tanto, de inculpar y hacer responsable a alguien directamente, pero sí que es obligado hacer una revisión a fondo de las circunstancias que concurren en esta clase de establecimientos, en los que la prioridad debería estribar en la evitación del riesgo al máximo, dada la concentración de personas que suele reunirse en estos locales. Y desde luego, no cabe duda de que las autoridades administrativas que establecen las normas, autorizan los permisos y tienen el deber de las inspecciones tienen mucho que decir. Más aún sabiendo que se trata de una actividad sensible y que registra unos antecedentes que evidencian los peligros. Los materiales empleados, la instalación eléctrica, los accesos y salidas, los aforos… todo esto debería ser objeto de la máxima exigencia y, por supuesto, de la máxima comprobación.

Se sabe ya que la discoteca de Murcia en la que el domingo murieron trece personas carecía de la necesaria licencia urbanística, pero la investigación del incendio debe continuar hasta determinar las causas y establecer las posibles responsabilidades

Después de cada una de estas tragedias se abren prolijos expedientes de investigación y seguramente las conclusiones deberían conducir a modificaciones de las normas, nuevas exigencias y obligaciones rigurosas en materia de seguridad. En España, tras lo ocurrido en 1983 en Alcalá 20, en Madrid, y en la discoteca Flying de Zaragoza en 1990 y otros incidentes registrados en varias localidades que acabaron también con muertos, deberían haberse establecido nuevas recomendaciones para el sector. Por los resultados, no parece que esto haya sido así, pues de nuevo hay que lamentar un grupo numeroso de fallecidos en Murcia, también a causa de un incendio. Deseo que la investigación que se haga aclare las cosas y determine responsabilidades, y que se plantee de una vez una revisión y actualización de una normativa que tiene todo el aspecto de no estar a la altura de las circunstancias que exige la seguridad de las personas. Por encima de todo.

Y hay lamentar esa pérdida de vidas jóvenes y transmitir nuestra solidaridad a esas familias que han visto cómo una alegre fiesta juvenil se convertía en un verdadero infierno. Porque si no se cumplían las normas de seguridad, alguien debió detectarlo; y si se cumplían, son las normas las que no sirven.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión