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Cartas al director de HERALDO: Paniza despidió con emoción a Julián Cerced

Calle de Paniza
Calle de Paniza
Laura Uranga

Paniza despidió con emoción a Julián Cerced

Paniza es una localidad del Campo de Cariñena a la que este año parece que le hayan echado el mal de ojo. Sus vecinos viven fundamentalmente de los ricos caldos que proporcionan sus viñedos, pero la localidad ha sido castigada por las heladas, la sequía y dos importantes tormentas de agua y granizo, que causaron la pérdida de gran parte de la cosecha de uva e importantes daños materiales en el casco urbano. Pero lo peor estaba por llegar. 

El 29 de septiembre, un joven agricultor, Julián Cerced Cabello, ‘Nanín’, estaba recolectando la poca cosecha que le habían dejado las tormentas, fruto del esfuerzo de todo un año, y tuvo la mala suerte de que su vendimiadora volcara y le cogiera debajo. Julián era un joven comprometido con su pueblo, pertenecía a la Sociedad de Cazadores y, como cantador, al grupo folclórico local Aires del Águila. En las fiestas participó en las peticiones que se le hicieron a la Patrona. En mi larga vida, jamás había visto un funeral tan emotivo. En las capillas del crucero de la iglesia estaban los componentes de la Coral de Paniza y del grupo Aires del Águila y otros muchos joteros. No menos de setenta personas. Fue un duelo coral para honrar a Julián. Sé que muchos tuvieron que hacer verdaderos esfuerzos, porque se les quebraba la voz. Pero si el funeral fue majestuoso, la salida del féretro nos dejó a todos con el corazón en un puño. Una docena de amigos se colocaron a ambos lados y empezaron a tocar sus castañuelas, que hicieron que todos los presentes irrumpieran con un fuerte aplauso. Paniza se quedó pequeña para albergar a la gran multitud de amigos de Julián que vinieron de otras localidades para acompañarlo en su despedida. Donde quiera que estuvieras, podrías ver la cantidad de gente que te quería y te acompañaba a ti y a tu familia. Mi más sentido pésame.

Carlos Gimeno Laín PANIZA (ZARAGOZA)

Al taxista desconocido

He tenido una grata experiencia estos días pasados. Tuve que coger un taxi, pues tenía que acudir a una reunión, y al llegar a la casa, entre que iba justa de tiempo y las prisas, me dejé en el taxi una carterita con la cartilla de la Seguridad Social, el bono del autobús, lo más imprescindible para vivir. No fui consciente hasta que me enteré de que el mismo taxista había llevado las tarjetas hasta la casa, no precisamente en el centro de la ciudad. He aprendido que trabajar es un servicio que no se paga con dinero y que servir es estar en lo grande y en lo pequeño. Muchas gracias, podría haber pasado desapercibido pero no pasó, primó el servicio. Da gusto encontrarte con personas así en el día a día. Gracias.

Carmen Aubá. ZARAGOZA

Las fiestas y el alcohol

Llegan las fiestas del Pilar y, con ellas, gente de todas partes de España e incluso del extranjero. A todos nos gusta divertirnos; ir de bares, conciertos, vaquillas... Hay mucho donde elegir para disfrutar. Tan solo apelo al conocimiento de jóvenes y no tan jóvenes. Sepamos pasarlo bien sin excesos. No hace falta beber hasta llegar a un coma etílico y llenar las urgencias de la ciudad, pensemos que acabar en un hospital no es manera de divertirse. Se puede beber con moderación, pasarlo genial disfrutando de los amigos y todo lo que nos rodea... Pero tenemos que mentalizarnos de que volver a casa andando por nuestros pies es lo más importante. No importa tanto la hora como el estado en que nos encontremos. Luego vienen las lamentaciones. No lleguemos a estos extremos, pasemos unas fiestas maravillosas en las que el último día podamos estar, contar y decir a todos, frente a los fuegos artificiales... hasta el año que viene.

Nuria Marruedo López. ZARAGOZA

Sucesiones, ¡qué ternura!

Me siento profundamente conmovida, como madre y también como abuela, al leer el notición de la anunciada rebaja fiscal en el impuesto de donaciones y sucesiones, pensada y sobre todo sentida, con la desaparición del impuesto para los menores de 21 años, se supone que descendientes directos, pues "quien pierde a sus padres con menos de 21 años no se merece la injusticia de tener que pagar" (Azcón, a quien voté, ‘dixit’). Por favor, causante, muérase usted pronto, así sus hijos serán menores de 21. Aunque siempre hay otra solución. En su testamento, instituya herederos a sus nietos, que seguramente son aún pequeñines, con lo que en caso de que sus padres, hijos suyos, mueran o se divorcien serán sus nueras o yernos y sus nuevos consortes en su caso los que se coman las gambas que por no haber sido degustadas por usted han contribuido a la formación de su jugoso patrimonio. Enternecedor. Es un argumento dickensiano sólido, lejos del desalmado de "muérase usted en Madrid" o del técnico de que es de justicia que se escurran hasta el límite sus ahorros. ¡Qué ternura!

Carmen Abad Varela. ZARAGOZA

Sociedad sin valores

No se puede concebir que algo de lo que está pasando actualmente pudiera ser noticia hace unas décadas. No me refiero al calentamiento global, el hambre o el peligro de una guerra nuclear, sino al modelo de sociedad que produce hoy las noticias cotidianas. Noticias sobre abusos de todo tipo en cualquier ámbito, abusos de poder o abusos físicos y económicos, etc. Se han instalado la violencia y el menosprecio hacia los demás como un sistema de vida normal. Creo que la sociedad trata de defenderse con cierto desinterés, o como mucho nos quejamos, que en general viene a ser lo mismo. Quejarse es fácil y exonera la conciencia. Pongamos algún ejemplo. "Las calles están sucias", pues eso, que hay que limpiarlas. Pero ¿de qué están sucias? De caca y orín de perro, de colillas de cigarro, de latas de bebidas, de la basura que no debería producir el ciudadano con menosprecio hacia los demás. Los valores es lo que se ha ido perdiendo, pero no se atisba un punto de inflexión. ¿Por qué? Por falta de compromiso. La violencia que comienza en la escuela, si no la paran padres y profesores, seguirá aumentando el nivel de inseguridad que ya resulta insoportable; bueno, al menos para mí. Cualquier día acabaré en el hospital por defender a una joven del acoso asqueroso de esos jóvenes dueños de la calle; o por señalar el cartel que dice "prohibido fumar" o el que dice "asiento reservado a personas mayores". Ese comportamiento que se está generalizando transmite el sentir de que no se puede hacer nada, y ahí está el problema. ¿Se puede volver a educar en valores y principios? Es más difícil que antes, pero se puede, aunque haya que defenderse contra el sistema político-educativo actual. "Educa al joven en el camino por el que debe ir, y no lo dejará ni siquiera cuando llegue a viejo" (Proverbios 22:6).

José Luis Sancho Sánchez. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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