Procedimiento y límites
Tras el rechazo definitivo del Congreso de los diputados a la investidura del candidato del PP, el Rey ha comunicado que la nueva ronda de contactos con los representantes de los partidos parlamentarios se celebrará los próximos lunes y martes.
Alberto Núñez Feijóo ha comprobado que su alianza con Vox le impide cualquier aproximación a las formaciones nacionalistas, que hoy por hoy son necesarias para forjar un pacto gubernamental; a cambio, se ha asentado como líder del centro-derecha. Si Pedro Sánchez es designado candidato, buscará también los votos necesarios para ser elegido presidente del Ejecutivo. Este es el procedimiento de investidura que marca la Constitución, que, asimismo, delimita el terreno de juego en el que puede moverse el líder del PSOE en sus negociaciones. Es legítimo que ahora sea Sánchez quien intente la investidura, pero solo si defiende la ley, los valores constitucionales y el interés general. Estos son los límites. Si le exigen traspasarlos, habrá que volver a votar.
El artículo 99 de la Carta Magna fija un periodo de dos meses para que se produzcan nuevos intentos de investidura a partir de la primera votación fallida; en este caso, desde la del pasado miércoles. El previsible nuevo candidato, Pedro Sánchez, tendrá pues como límite el 27 de noviembre. Si fracasa, ese día se convocarán nuevas elecciones generales. El secretario general socialista insiste en que pronto habrá un Gobierno, pero el prófugo de la Justicia Carles Puigdemont y ERC le acaban de exigir la amnistía y un referéndum de autodeterminación. Ya no es tiempo de secretismos ni de malabarismos verbales para satisfacer a quienes intentaron dar un golpe de Estado en 2017. Las urnas no le otorgaron a Sánchez ninguna autoridad para negociar con la igualdad entre los españoles y con la cohesión nacional. La posibilidad de repetición de elecciones está más viva que nunca.
