Por
  • Julio José Ordovás

Yira, yira

Yira, yira
Yira, yira
Pixabay

Quién no ha tenido alguna vez la sensación de que el mundo va más deprisa que él? Yo la tengo a menudo. Escucho a los padres de los compañeros de clase de mi hijo hablar de sus impresoras 3D y no entiendo de qué hablan hasta que uno de ellos deja caer la palabra "machihembrado", palabra que a mí me remite a Umbral, que la empleaba con frecuencia, y mientras ellos continúan hablando de los Pokémon y otros moñacos que fabrican con sus impresoras yo me evado con disimulo de la conversación y me dedico a recordar a aquel gran ‘influencer’ que fue Umbral, tan brillante, tan frívolo, tan listo y tan cabrón.

Tampoco entiendo a mi hijo cuando me habla de ‘protips’ o me dice que es un ‘pro’. Los ‘youtubers gamers’ están transformando radicalmente el idioma, creando un español completamente globalizado, un popurrí mestizo, vibrante de anglicismos, de argentinismos y de mexicanismos, que se parece tanto al castellano terruñero que hablan los personajes de Delibes como un huevo a una castaña.

Todo es política y sobre todo el lenguaje. Algo que se ve muy claro comparando los discursos de Vox con los de Podemos. Unos se expresan en un español rocoso, que parece sacado del ‘Cantar de mío Cid’, y por contra los otros emplean una jerigonza encriptada, más propia de androides que de humanos, que hace que me pregunte si soy incapaz de desencriptarla porque me fallan las entendederas debido al sistema heteropatriarcal que me corrompió para siempre o es que me he quedado obsoleto y necesito una actualización ya mismo. Para consolarme me digo que el mundo ‘yira’ y ‘yira’ cada vez más rápido y que es normal que uno, con tanto giro, se maree.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión