Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

La amnistía y la amnesia

Pedro Sánchez, durante la Sesión de Investidura.
Pedro Sánchez, durante la Sesión de Investidura.
Juan Carlos Rojas/LaPresse

Un presidente ajeno al debate y dándole una patada a la cortesía parlamentaria; un candidato que sabe que no será investido; y unos grupos minoritarios independentistas que jamás pensaron que el Estado caería tan bajo ni ellos estarían tan altos. 

Núñez Feijóo habló de amnistía, también de las fiscales, pero nadie advirtió en el hemiciclo de que las amnistías sobre las que se sujeta Sánchez tienen los únicos precedentes preconstitucionales en la II República con el general Sanjurjo y en la Revolución de Asturias. Dos castañas de difícil trágala que son lo más parecido a lo que quiere perpetrar el presidente del Gobierno en funciones y que están en las antípodas de las de 1976 y 1977, otorgadas en el tránsito a la democracia con clara intención integradora.

Estremece la frivolidad de los mensajes secesionistas en la investidura

El grave error de nuestros legisladores reside en que no anticiparon el problema: si Sánchez la aplica tendrá efectos inmediatos y no podrá paralizarse en el momento en el Tribunal Constitucional pese a que pudiera plantearse una cuestión previa de inconstitucionalidad. El daño será irreparable. Estremece la frivolidad con la que los grupos secesionistas defendieron la medida de gracia en la sesión de investidura y la amnesia de la bancada socialista sobre la declaración de la Cataluña independiente en 2017 que duró 56 segundos. Pero lo que jamás se podrá olvidar es el desafío de unos pocos a la convivencia de todos, ni las promesas de quien ayer se ocultaba en el silencio hundido en el escaño con un teléfono en la mano después de haber abofeteado sus propios principios.

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