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Cartas al director de HERALDO: El balance de los daños colaterales

El balance de los daños colaterales
El balance de los daños colaterales
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El balance de los daños colaterales

Me fascina la expresión ‘daños colaterales’ desde hace ya largo tiempo. Estas dos palabras amparan un sinfín de tropelías y atrocidades. Adivino en la expresión un velado intento de justificar lo injustificable. Pienso un instante en los conflictos armados, en ‘operaciones especiales’ nada ‘quirúrgicas’, de los servicios ‘de inteligencia’… Sobre todo eso poco puedo hacer. 

Acabo deteniendo mi pensamiento en mi propia trayectoria personal, en cuantas personas he podido dañar de algún modo, en cuantas víctimas he dejado en el camino. Y viceversa, en cuantas ocasiones mi confianza ha sido devastada en el curso de alguna ‘operación especial’ clandestina solamente intuida por mí. Hago balance. Pienso que, muy probablemente, habré dañado a terceros en algunas ocasiones –como seguramente la gran mayoría de los mortales–, pero no de forma premeditada con arreglo a un frío plan. Confío en que esa falta de premeditación, junto a otros factores, operen como atenuantes justificando la levedad del reproche y castigo que pueda merecer. Y siento que también en algunas ocasiones me he sentido víctima, moneda de cambio o parte de un precio de una negociación mantenida a mis espaldas, formando parte sin saberlo de una endiablada partida de ajedrez sostenida entre terceros, y pasando yo a engrosar ese largo listado de ‘piezas muertas’ producto de cruentos intercambios y maniobras entre sus maquiavélicos jugadores. Todos en algunos momentos hemos causado daños a terceros y también hemos sido víctimas sin saberlo de estrategias en el curso de enfrentamientos sostenidos por terceros. El balance entre daños causados y sufridos es ya una delicada cuestión absolutamente íntima y personal.

Carmelo Gracia Peligero. ZARAGOZA

El reciclaje de las cintas de vídeo

En los contenedores del plástico no está contemplado el reciclado de las cintas de vídeo. Si tanto les importa a los políticos el medio ambiente y el reciclado para la reducción de residuos en el vertedero, sería conveniente en relación al Ayuntamiento de Zaragoza (concejalía de Medio Ambiente) que tomen buena nota y se lo faciliten a los ciudadanos. Ya que pagamos unos impuestos por los servicios recibidos. Recientemente fui al punto limpio de Torrero con unas cajas con cintas de vídeo, y las fundas de cartón, que sí las pueden reciclar. Le pregunte al personal si era posible el reciclaje del material que les llevaba y me dijeron que no disponían de contenedores específicos.

Pascual Enrique Gimeno García. ZARAGOZA

A caballo entre dos siglos

Empecé a trabajar en el año 1973 y venía de una infancia de mucho jugar en la calle, de una infancia que para nada fue en blanco y negro, aunque sí lo fuera aquella televisión que presidía el salón de nuestros hogares. Mis estudios fueron una diplomatura, que no costó gran esfuerzo. El unir la infancia con la adolescencia y la juventud me viene a la cabeza porque fueron años en los que no sentí ninguna amenaza, ni física ni mental, en el fluir de esos primeros veinte años; llevando una vida que con pocos recursos económicos sirvió para solucionar mi futuro. Soy defensora de las nuevas tecnologías, pero en este último mes una variante de ellas, las redes sociales, me inquieta extremadamente. Un fenómeno al que denominan ‘síndrome FOMO’ es una patología psicológica descrita como «una aprensión generalizada de que otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las cuales uno está ausente». Este tipo de ansiedad social se caracteriza por «un deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo». Y, no sé si será debido al gran contraste de las infancias –las incluyo por el factor determinante de ellas en la vida de una persona–, la adolescencia y la juventud de hace cincuenta años con las actuales, se están percibiendo trastornos que difícilmente va a soportar la población del ‘todo para ahora mismo y ¡ya!’, y con poco esfuerzo. No es añoranza del pasado, no lo puede ser cuando realmente no sabíamos el alcance social que vivíamos, pero sí es un reclamo emocional la perspectiva vivida, para un equilibrio que se nos escapa de las manos.

María Luisa Alonso Alcalá. ZARAGOZA

Derecho al pinganillo

Hace unos días se reunió la corporación municipal en un pueblo próximo a Zaragoza para debatir diversos problemas que afectaban a la gran mayoría de los vecinos y, al final, uno de los asistentes pidió la palabra para solicitar que se facilitara la traducción de las declaraciones de cada uno de los que intervinieron. Adujo que en el pueblo había muchas personas de cierta edad que tenían dificultades para entender el lenguaje actual, sobre todo cuando se impartía alguna conferencia o ante alguna actividad cultural. El auditorio se sorprendió al principio, pero luego, tras reflexionar, se llegó a la conclusión de que no se podían vulnerar los derechos de ningún ciudadano. Por ello se decidió contratar a un equipo de expertos filólogos y, en su defecto, a personas que dominasen el lenguaje vulgar y corriente a la vez que tuviesen una sólida formación académica. Los asistentes aplaudieron la propuesta. Así mismo se decidió comprar varias docenas de pinganillos para distribuir a los asistentes en las sucesivas reuniones. Incluso un vecino apuntó la necesidad de usar el pinganillo a nivel familiar cuando tengan que hablar entre abuelos y nietos. Terminó la reunión con grandes aplausos, ya que íbamos a estar en igualdad de condiciones con el Congreso de los Diputados. A media noche desperté sobresaltado y comprobé que todo era un sueño, no obstante, llamaré al Ayuntamiento para preguntar si ha habido algún cambio reciente en los presupuestos y el detalle de todas las partidas. Por si acaso.

Jesús Fleta Zaragozano. ZARAGOZA

La electricidad no es mágica

Leo que el Ayuntamiento de Zaragoza quiere sustituir el servicio Bizi actual por otro con vehículos eléctricos, y quiero manifestar mi desacuerdo. Primero, por ser un incremento de gasto innecesario: Zaragoza tiene un tamaño y una orografía ‘amable’ para las bicis. Segundo, porque es un mal ejemplo: la electricidad no es mágica (actualmente, la mayor parte se produce de forma no renovable), ni las baterías son tan ‘neutras’ como los bocadillos. Por último, porque la experiencia con las bicicletas eléctricas que ya circulan por la ciudad indica que buena parte de sus usuarios se desplazan a velocidades excesivas, poniéndonos en riesgo tanto a los demás ciclistas por los carriles como a los peatones. Espero que reconsideren su proyecto: ¡por una ciudad tranquila, humana y sostenible!

Santiago Jiménez Torrecilla. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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