Dos detalles de un discurso

Vista general del hemiciclo del Congreso.
Vista general del hemiciclo del Congreso.
Juan Carlos Hidalgo / Efe

Hubo en el discurso de Núñez Feijóo dos detalles que, entre otros muchos, me parecieron interesantes pero que seguramente han podido pasar desapercibidos. El primero es el énfasis que puso en la defensa de la igualdad. Dedicó a esta idea una porción significativa de su intervención y, partiendo de la amenaza que los nacionalismos exacerbados suponen para la igualdad entre los españoles, se introdujo también en su sentido social. Feijóo, líder del centro-derecha, asume así un valor que la izquierda habitualmente intenta monopolizar, y hasta es capaz de hacer de la igualdad una bandera. Si Díaz Ayuso puso de moda la referencia a la libertad, Feijóo reivindica ahora la igualdad.

El segundo detalle que quiero destacar vino hacia el final de la alocución. Tras demandar la vuelta al espíritu de diálogo de la Transición, el candidato a la presidencia del Gobierno vino a decir que llegará un día en el que las principales fuerzas políticas españolas, el PSOE y el PP, volverán a encontrarse: «Llegará un momento en que volveremos a entendernos, porque su actitud -dijo, dirigiéndose a Pedro Sánchez- nunca cambiará la mía, seguiré tendiendo la mano hasta que llegue alguien en su partido con el sentido de Estado y la determinación para cogerla». Las buenas intenciones de los políticos hay que tomarlas con un punto de escepticismo. No sé si Feijóo es sincero, pero en una cosa tiene razón, solo con un entendimiento, en algún grado, entre el PSOE y el PP saldrá España algún día del marasmo político. Con su arrogancia, Sánchez demostró ayer que no está por la labor.

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