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Cartas al director de HERALDO: Otoño, símbolo de plenitud y maduración

Otoño, símbolo de plenitud y maduración
Otoño, símbolo de plenitud y maduración
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Otoño, símbolo de plenitud y maduración

Invierno, un aguafuerte, primavera, una acuarela, verano, un óleo y otoño, un mosaico de todos ellos"((Stanley Horowitz). El otoño es una realidad poliédrica, una segunda primavera en la que cada hoja es una flor (Albert Camus). Poetas y filósofos han ido a la búsqueda de su alma, tratando de estudiar la esencia humana. 

El sol ya no arde, su suntuosa cola aún brilla hacia el oeste, un silencio súbito ilumina el prodigio, ha llegado un ángel. La melodía de la estación otoñal al poeta le suena a tristeza. La caída de las hojas marca el ritmo decadente del otoño. La propia naturaleza se encarga de amargarle la existencia y despoja a la vegetación de sus mejores galas. La nostalgia no es un recuerdo puramente romántico ni opiáceo para mitigar las desventuras del presente y desligarse del compromiso activo, sino la savia revolucionaria del porvenir, frente a los desmanes de esta democracia, donde la añoranza fustiga suavemente la memoria, el futuro, un capitel sin fuste y el presente, paradigma de lo inexistente. Mientras un río fluye, serpiente que discurre por las montañas. Para el filósofo el otoño es plenitud y maduración, no hay más que ver esos bosques castaños, que adquieren todas las tonalidades desde el verde al rojo y finalmente el amarillo, símbolo de sabiduría en la Antigüedad. Es una etapa de reflexión y recapitulación de todo un año, de toda una vida. También la época de recolección de la uva, néctar que libaban los dioses del Olimpo, mientras nosotros también nos deleitamos con el néctar de la vida. El otoño de la vida es momento para celebrar haber llegado indemnes, cercano ya el invierno, periodo de devolución de nuestras facultades, lo que hemos recibido gratis, de la misma manera se nos quita, sin nuestro permiso, hasta que solo queda entregar el alma.

Isidoro Berdié Bueno. ZARAGOZA

La salud y la educación

Cuando llega septiembre las familias nos preparamos para el curso escolar. Nervios, alegría, incertidumbre... De esto último sabemos mucho los padres que convivimos con la enfermedad de nuestros hijos. Con ellos, no forramos libros, no marcamos el material escolar; con ellos nos preparamos para saber cómo estarán atendidos en el cole. Nuestros hijos necesitan cuidados especiales por profesionales cualificados: enfermeras, auxiliares de enfermería, auxiliares de educación especial, profesionales que les ayudan a que su día a día en el colegio sea de calidad y que su salud y necesidades estén cubiertas. Pero comienza el curso, pasan los días y lo que nos encontramos año tras año es que se vulneran su derecho a la educación. Y en muchas ocasiones son los padres los que tienen que acompañar a sus hijos dentro de las aulas para que puedan ser como los demás y tengan una educación de calidad, aunque sea un poco especial. Queremos que nuestros hijos tengan lo que necesitan, sin ser algo extraordinario. Queremos que su derecho a una educación digna y de calidad no se vea vulnerado. La salud y la educación deberían ir de la mano, pero vemos que se queda muy lejos de la realidad.

Sara Berdejo Martínez. MARÍA DE HUERVA (ZARAGOZA)

La carta de la amnistía

En el mundo de los naipes y los juegos de mesa se utilizan durante las partidas locuciones y frases hechas que a veces se pueden aplicar también a otras situaciones de la vida. Así sucedió el pasado lunes, cuando la portavoz de la formación republicana catalana, en una rueda de prensa y sin cortarse un pelo, dijo que ‘mostraba sus cartas’, asegurando, para disipar cualquier tipo de duda, que la amnistía ya fue pactada por su partido con los socialistas en agosto, a cambio, naturalmente, de su apoyo en la investidura de Pedro Sánchez. Y, por si esta salida de tiesto no fuera suficiente, se permitió remarcar que en ningún caso esa ley de amnistía sería el punto final, sino el de inicio, ya que el siguiente e inmediato paso sería abordar su pretendida autodeterminación.

Álex Sánchez Bolsa. ZARAGOZA

La escuela de Alacón y Luis Buñuel

Leí en HERALDO que el Ayuntamiento de la localidad turolense de Alacón ha solicitado al Gobierno aragonés la reapertura de su escuela, con el fin de que los seis alumnos que hay reciban los contenidos educativos de Primaria sin tener que desplazarse a la escuela de otro pueblo. Hasta ahora el Departamento de Educación de la DGA no se ha pronunciado. De lunes a viernes los padres de estos alumnos los llevan hasta la escuela de Oliete, que está a 8 km, con su propio vehículo, asumiendo todos los gastos. La escuela es, sin lugar a dudas, la institución que mejor fija la población, un pueblo sin escuela es un pueblo sin vida. No me sorprende que el alcalde de Alacón, Ricardo Alquézar, haya solicitado la apertura del centro escolar para evitar el trastorno que les supone a estas familias llevar a estos niños y niñas a la escuela de Oliete, sobre todo durante los meses de invierno, con las carreteras heladas. Cuando nuestro paisano Luis Buñuel filmó en 1950 la película ‘Los olvidados’, que reflejaba la pobreza y el abandono de los suburbios de la ciudad de México, nunca se imaginó que su propia tierra, Teruel, iba a ser marginada y olvidada por la mayoría de los gobiernos. Estoy convencido de que el presidente aragonés, Jorge Azcón, será capaz de revertir el olvido secular que ha soportado mi provincia durante décadas, y que autorizará la apertura de esta escuela rural. Los vecinos de Alacón, y especialmente los padres de estos alumnos, se lo agradecerán.

José Luis Carbonell Martí. ALLOZA (TERUEL)

El otro ‘pico’ de Rubiales

Como muchos temas que caen en las fauces del dragón informativo, el archirrepetido ‘pico’ que el eufórico Rubiales, presidente de la RFEF, endosó a la futbolista Hermoso lo hemos visto y oído analizar desde todos los ángulos. Como uno es muy raro, me llama la atención que nadie recuerde que al menos una vez salió una filmación de la reunión posterior a los hechos en la que este señor Rubiales supuestamente iba a dimitir, pero no dimitió. Y en ella también hubo un ‘pico’. El entrenador (Vilda) que había llevado a las jugadoras a la victoria y a ser campeonas del mundo (¡y olé por ellas!) estaba presente, y a él le dijo Rubiales: «Y tú te quedas y seguirás, y cobrarás medio millón de euros». Eso sí es un ‘pico’. Más de 40.000 euros al mes. Eso no lo cobra ni el presidente del Gobierno. Eso es, sencillamente, una vergüenza. En este extraño y reprimido país, parece que escandaliza mucho el primer ‘pico’ del besito, pero a nadie le extraña (ni le escandaliza) esa morterada del segundo ‘pico’. Hay un exceso de información machacona, hasta aburrir, en algunos temas. Y hay otros sobre los que se pasa, con discreción, alguna vez. Y así nos llevan a donde quieren.

José Noguero Olivar. CASTILLAZUELO (HUESCA)

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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