¿Habrá investiduras?

Combo de imágenes de Sánchez y Feijóo en el Senado
¿Habrá investiduras?
Efe

Visto cómo van los acontecimientos es perfectamente legítimo preguntarse si habrá investidura para poder tener por fin un presidente del Gobierno con todas sus atribuciones y capacidades, porque lo de ahora es un simple interinato con derecho a Falcon y otras prebendas. 

Y que como tal situación de ‘impasse’ debería implicar un perfil bajo en las actuaciones y actividades de quien está pendiente de ser relevado del mando, aunque sea por él mismo, pero tras un proceso de investidura.

La primera investidura, a la que todos pronostican el fracaso, es a la que opta el candidato Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, nadie pude asegurar que no haya alguna sorpresa de última hora: defección de algunos diputados socialistas –perdonen, pero todo es posible en este mundo convulso–, un volantazo ‘in extremis’ de los vascos, una locura por despecho del último superviviente de Waterloo… Ya saben cómo de extraña puede llegar a ser la política.

La segunda investidura, a la que muchos prematuramente dan por conseguida, tampoco está libre de los avatares y veleidades de la política. Los palmeros del PSOE que aventuran un éxito sin precedentes en la candidatura de Sánchez no debieran tenerlas todas consigo, pues podría incluso darse el caso de que no llegara a celebrarse la sesión de esa investidura en el supuesto, nada imposible, de que fuera el propio Sánchez quien en un arrebato de realismo histórico decidiera romper con tan exigentes y empecinados nacionalistas y acudir a una nuevas elecciones en las que igual, y por su noble gesto, podría jugar con ventaja. Y aunque se celebrase la sesión de investidura tampoco está claro que resultase favorable, ya que, de nuevo, hay factores que arrojan la duda sobre el resultado de las votaciones: otra vez una cierta disidencia, que no transfuguismo, de algunos diputados socialistas –se oye algún runrún– y sobre todo por la actitud final de los compañeros de viaje con los que cuenta Sánchez. ¿Se arriesgaría a una investidura sin tenerlo todo atado y bien atado, comprometido y firmado? ¿Está absolutamente seguro de la lealtad de tanto desleal? ¿No le tiemblan las canillas?

Estamos, pues, ante dos investiduras inciertas, pese a los pronósticos tan contundentes que de una y otra se hacen en tertulias y mentideros. Lo peor del asunto es que pasa y pasa el tiempo y el país entero parece estar sumido en una ensoñación que le lleva a pastar, cual rebaño ovejuno, por los cerros de Úbeda, mientras la clase política libra una nada gloriosa batalla para alcanzar el poder. Lo mejor sería ir directamente a unas nuevas elecciones, a ver si de una vez una de las dos Españas deja de helarnos el corazón y aparece una verdadera mayoría social que imponga su voluntad de convivir en paz, de entendernos y ponernos de acuerdo en que ahora lo importante es ponernos todos a trabajar, a dar lo mejor de nosotros mismos y sacar a este país del marasmo en el que nos han sumido unos dirigentes que han pensado más en sí mismos que en el conjunto del pueblo al que debían dirigir. Y piensen, por último, qué pasaría si el Rey no nombrase a Sánchez candidato. ¿Habría investidura?

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis de Arce)

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