Gibraltar, fuera de foco

Gibraltar, fuera de foco
Gibraltar, fuera de foco
Lola García

El foco que ilumina la arena del Ruedo Ibérico no sabe a qué atender. Se acumulan los enredos políticos que desconciertan, si no avergüenzan, a tantos. 

La lista es formidable (o sea, que produce miedo y pasmo), por extensión y trascendencia: clausura anticonstitucional del Parlamento, indulto a sediciosos, supresión del delito de rebelión, alteración del concepto y penas de la malversación, prohibición de actuaciones al Consejo General del Poder Judicial, secretismo gubernativo sobre la amnistía a los separatistas buscados por la Justicia, arreglos oscuros con Bildu sin que su rama más sectaria haya condenado el terrorismo etarra, expulsión de Redondo Terreros, tensas censuras de los líderes históricos del socialismo, liberación de violadores por inepcia legisladora, crecimiento de la deuda pública, creación disarmónica e improvisada de un Congreso multilingüe, sometimiento gubernamental a los diputados separatistas (26 de un total de 350)...

Por desdicha, pasan estos sucesos por extravagancias habituales y comparten titulares con el repelente beso del repelente Rubiales, el triunfo donostiarra del Follonero y la resurrección de Miguel Bosé.

Así. es difícil que los españoles sepan algo de la colonia militar británica de Gibraltar y de sus elecciones de octubre, que algunos llaman allí ‘nacionales’. (Si en España se generan naciones a toque de prófugo o de aranista, ¿por qué no en Gibraltar, soporte de una base militar del Reino Unido en la entrada del Mediterráneo?). La historia de los abusos de Londres, a pesar de los repudios inoperantes de la ONU, es apabullante y se ejerce en todos los ámbitos piráticos congénitos en la Corte de San Jaime: tierra, mar y aire. El pomposo ‘Aeropuerto Internacional de Gibraltar’ (500.000 pasajeros/año) es, técnicamente, un peligroso aeródromo militar, que se sirve irregularmente del de Málaga para suplir sus muchas carencias. Está construido sobre tierra usurpada a España desde 1854. Londres viene a replicar que las cosas son como son y están como están.

La mala fama de los colonos que sirven de apoyo y coartada a la base aeronaval es proverbial. Figuran en las listas de territorios sospechosos de actividades irregulares.

El ‘Financial Times’ señala el monto del contrabando de tabaco que nace en Gibraltar con destino a España, aunque eso sea una fruslería en el problema de la colonia

Ángel Liberal Fernández, que navegó largamente aquellas aguas mandando buques de la Armada y autor de ‘Gibraltar, base militar. El interés anglo-americano por el Peñón’ (Civitas), señala con agudeza un artículo del ‘Financial Times’ (FT, 15 de septiembre) sobre el cuantioso fraude que se comete en Gibraltar solo con el comercio ilegal de tabaco, con daño de la Hacienda española. Aunque la metrópoli de Gibraltar abandonó la Unión Europea, España no ha fijado el régimen a que debe sujetarse la colonia, en la que continúan las actividades ilícitas, peligrosas o de dudosa licitud (ganancia subrepticia de suelo al mar, petroleras en aguas de Algeciras para suministro de combustible, atraque de submarinos nucleares, etc.) así como las del tabaco son todas de tal porte que "están echando por tierra las esperanzas de mejorar las relaciones entre España y el Reino Unido sobre el territorio británico de Gibraltar". La conducta del gobierno gibraltareño, según FT, "permite a las bandas de contrabandistas vender con sobreprecio en España". Eso tiene negativos efectos fiscales (unos 400 millones) y fomenta la delincuencia. Habida cuenta de que servicios básicos de la base militar se mantienen en gran parte de los presupuestos de la colonia (agua y energía, por ejemplo), no es razonable esperar que Londres corrija estas conductas: a más contrabando, más dinero del que también se beneficia la base.

El FT señala, no sin mordacidad, que Gibraltar "ha sido un centro de contrabando durante los más de 300 años que ha pertenecido al Reino Unido" y cómo el político colonial Picardo dijo saber dónde se almacenaba y vendía ese tabaco "legítimamente". Y añadió: "El problema es que luego las bandas españolas lo exportan de forma ilegítima". Así, Gibraltar no tiene responsabilidad ninguna en el contrabando de tabaco a España. Y redondea el periódico, con esta cita para crédulos: "Según el Ministerio de Defensa británico, como el contrabando es asunto delictivo, combatirlo es responsabilidad del Gobierno de S. M. en Gibraltar. Si detectáramos alguna actividad sospechosa, transmitiríamos esta información a las autoridades civiles competentes".

Con todo, la tolerancia gibraltareña con esta actividad delictiva es el chocolate del loro. En 1985, J. A. Yáñez, secretario de Estado de AA. EE. (PSOE), dio una clave de estos asuntos: Londres, según testimonio privado de sus funcionarios, prefería no dar a las propuestas españolas "una respuesta formal, porque tendría que ser negativa y era mejor obviar la cuestión de fondo". Más claro, agua. Lo cuenta, con otras muchas cosas, en un sabroso y peculiar libro (‘Diplomacia ayer y hoy. España en el mundo 1939-2022’, Sílex), el diplomático aragonés Domingo de Silos Manso.

Gibraltar es, aun con su trascendencia (simbólica, estratégica, ecológica, política), un asunto fuera de foco en la agenda política española. Hay incluso quien lo toma por un vestigio del franquismo. Interesa más el retorno de Jorgeja.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Guillermo Fatás)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión