Por
  • Carlos Ferrer Benimeli

Campeones y princesas

Campeones y princesas
Campeones y princesas
A. Donello

Este artículo, que se corresponde con un capítulo (y mismo título) del libro citado al pie, lo escribí hace casi dos años. Pero creo que recientes acontecimientos socio-deportivos lo han actualizado. En España casi nadie se declara monárquico y, todavía menos, machista.

Aunque muchos de los que dicen no ser monárquicos tampoco se reconocen como republicanos y muchos de los que dicen no ser machistas tampoco se declaran feministas. Pero digan lo que digan las encuestas y se oiga lo que se oiga en las barras de los bares es bien sabido que en este país el personal suele pensar una cosa, decir otra diferente y hacer una tercera. Por ello, para acercarnos más a la realidad es preferible recurrir a vías indirectas, teniendo en cuenta que el subconsciente de la gente juega malas pasadas.

En España somos más machistas y más monárquicos de lo se dice oficialmente

Hace años empecé a fijarme en una pequeña sección de este mismo diario titulada ‘Un gran día’, donde los lectores envían breves felicitaciones de cumpleaños, generalmente a niños, ilustradas con una pequeña fotografía de la persona felicitada. Pues bien, me empezó a llamar la atención que muy frecuentemente a los niños se le llamara cariñosamente ‘campeón’ y a las niñas, ‘princesa’. Coleccioné recortes de esta sección hasta tener decenas de campeones y princesas. Las felicitaciones son de este estilo: "Jorge, 4 años. Que pases un buen día, campeón, te desea toda tu familia" o "Paula, 2 añitos. Felicidades a nuestra princesa de tus papás y del tato Lucas". Es frecuente también que los campeones cumplan ‘añazos’ y las princesas, ‘añitos’.

En el caso de los niños, lo de ‘campeón’ empieza muy temprano, con uno o dos años, por lo que deduzco que se refieren al fútbol y que el niño está aprendiendo a la vez a andar y a dar patadas a una pelota por el pasillo de casa. Y en efecto, muchas veces los niños salen retratados con camisetas de equipos de fútbol y en la felicitación va implícita la firme esperanza de que el niño haga ricos a sus padres: "Javier, 10 años, el número de Messi. De tus papás, que te quieren, campeón". Por su parte, en muchas ocasiones las niñas van disfrazadas de princesas a lo Walt Disney. Lo de princesa en las niñas suele acabar hacia los 13 o 14 años, quizás porque a esa edad, ya adolescentes, no les gusta ese apelativo, que asocian con la niñez. Sin embargo, los chicos arrastran más años lo de campeón, hasta los 21 incluso, lo que yo interpreto como que la familia mantiene mucho tiempo las esperanzas, pero que a partir de los 21 ya no esperan que al chico lo fiche el Real Madrid.

Casi nunca he visto llamar campeona a una chica a pesar de que la práctica del deporte femenino, incluido el fútbol (antes tan varonil), sea cada vez más reconocida, con equipos de alto nivel, partidos televisados y encuentros internacionales. Y tampoco tengo registrado que a alguna niña la hayan ascendido a reina en la escala monárquica. Ese es un rango que solo he visto atribuido a alguna mamá en la felicitación de su marido ("mi reina"). En el caso de los chicos tampoco he visto príncipes, aunque sí en algún caso un "rey de la casa" o un "nuestro rey". Como se ve, la más alta jerarquía monárquica queda reservada para los niños.

Pero algunas cosas van cambiando: en el fútbol unas ‘campeonas’
acaban de destronar a un testosterónico ‘príncipe’

Y cuando daba por finalizado este escrito, el 19-09-22 encontré esta felicitación, sin especificar ni años del niño (con la foto calculo unos seis o siete) ni autores (¿sus padres?): "Andrés. Felicidades, campeón! Ya no eres príncipe ahora eres rey. Te queremos hasta el infinito y más allá" (sic). Una perla antológica.

Concluyendo (repito que esto lo escribí hace casi dos años), se quiera a no, lo de ‘campeón’ a mí me suena a viril, a masculinidad, a testosterona y a macho. Y lo de ‘princesa’, además de su connotación monárquica, tiene bastante tufo a delicado, a suave, a dulce y a ‘femenino’ en el sentido más rancio del término. Con toda esta información, y tras la consulta pertinente a mi sociólogo de cabecera, he concluido que en España somos más machistas y más monárquicos de lo se dice oficialmente.

Pero algunas cosas van cambiando: en el propio medio del fútbol unas ‘campeonas’ acaban de destronar a un testosterónico ‘príncipe’.

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