Desde mi ventana en lo alto del granero de Arándiga veo la ermita de la Purísima, que está un poco más abajo. Paso ante su puerta siempre que salgo a pasear por el campo. Sentía curiosidad por su interior hasta que la puede ver, no hace mucho, cuando se celebró allí un concierto de piano. Es muy hermosa y más amplia de lo que una pueda imaginar.

El sábado pasado se inauguró allí una exposición del artista francés Yann Leto, que estaba feliz por exponer en un espacio tan singular. Son cinco lienzos (uno de ellos dentro de un confesionario) y una sorprendente instalación en el exterior que fue muy comentada. Su estilo yo lo definiría como expresionismo pop, con influencias de Otto Dix, Munch, y Francis Bacon. La exposición se titula ‘Y después, ¿qué?’, inspirada en un graffiti que vio en un cementerio. En ella no falta la ironía y un sentido del humor un tanto irreverente. La concejala de cultura, Irene Marco, también estaba feliz por poder haber convertido la ermita en un espacio para la cultura, y haber reunido a más de cien personas teniendo en cuenta que Arándiga tiene doscientos y pico habitantes.

Enseñarnos una versión mejorada de la realidad es uno de los objetivos del arte, según dice Alejandro Vergara en su libro ‘¿Qué es la calidad en el arte?’. Después, a la sombra de la propia ermita, nos tomamos un aperitivo y hacíamos corrillos charlando con unos y con otros. En mi cabeza yo estaba rodando esa escena de exterior día para una película de aire francés, al estilo Eric Rohmer, que voy montando en mi memoria retocada. Y todo envuelto en una preciosa luz otoñal.

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