Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: La importancia de las palabras

"Todo el poder político de todas las comunidades autónomas tiene su fundamento en una delegación de la soberanía del pueblo español"
La importancia de las palabras
POL

La importancia de las palabras

Vivimos en una época en la que se repite una mentira tantas veces que pasa a ser aceptada como verdad. Ahora estamos con las reivindicaciones de las mal denominadas ‘comunidades históricas’, País Vasco, Galicia y Cataluña, una denominación que presupone que el resto de comunidades no entran en ese paraguas de ‘históricas’. 

Una denominación que les imbuye de un halo especial que justifica que reciban prebendas y mejores condiciones de autogobierno y recursos económicos frente al resto de comunidades que no son ‘históricas’. Si repetimos suficientes veces este discurso, las generaciones de jóvenes de esas comunidades seguirán creciendo convencidas de que España les está robando su ‘derecho histórico’ a ser consideradas y tratadas mejor que el resto de comunidades de segunda que no son ‘históricas’. Soy aragonés de nacimiento afincado en Sevilla y no me atrevería a decir que Andalucía con Sevilla, Cádiz, Córdoba o Granada no es una comunidad histórica, o que Castilla o Valencia no son una comunidad histórica o que Navarra o Aragón, con la zona de Sobrarbe como cuna de lo que fue el reino de Aragón, no es una ‘comunidad histórica’. No creo que sea justo ni coherente valorar un mejor trato para unas comunidades u otras o para unos ciudadanos u otros en función de si ‘históricamente’ tiene más pliegos o no (aunque como aragonés podría tirar de galones e historia). No creo en una idea de España de ciudadanos de primera o de segunda y, aunque durante décadas ha funcionado el principio de ‘el que no llora no mama’, sería precioso poder volver al origen de lo que somos, una nación que optó por renunciar a sus protagonismos de reinos para unirse en un pueblo más grande donde cada uno podía mantener sus identidades e individualidades sin necesidad de practicar el ‘yo más que tú’.

Juan M. Marqués Diez Dos hermanas (Sevilla)

Un meteorito sobre Toledo

Si la NASA hubiese alertado de que un fatal meteorito impactaría sobre el centro de España y las autoridades hubiesen ordenado medidas excepcionales para proteger a la población, y al final el meteorito hubiese caído en Toledo y no en Madrid, ¿cuál habría sido la reacción?

Una DANA mortal se ha paseado por toda España. Aemet avisó de alerta roja en la pequeña comunidad de Madrid y en zonas de Castilla-La Mancha. Los ciudadanos recibieron en sus móviles recomendaciones para evitar cualquier actividad no imprescindible. Finalmente, el desastre no se produjo en la ciudad de Madrid, sino en zonas del suroeste de su Comunidad y, sobre todo, en Toledo, donde hay un saldo de tres muertos y tres desaparecidos. La reacción de muchos ciudadanos de Madrid ha sido de queja, pues «la lluvia no era para tanto». Podrían haber aprovechado el domingo para salir de excursión, a Toledo tal vez. José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, que se vio obligado a activar el plan de emergencia ante el aviso de Aemet, opina que fue un fiasco y recomienda a la Aemet afinar su predicciones. Esto es un insulto para todos los profesionales de la meteorología, que trabajan día a día para comprender mejor la termodinámica de la atmósfera, por simple celo profesional, no para contentar a un alcalde. La queja de Almeida se basa en el impacto económico que tuvo el ‘susto’ que nos dio Aemet. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, a la vista de la información sobre las catastróficas inundaciones en Navalcarnero y todo el suroeste, opina que el plan salvó vidas. El alcalde de Toledo es probable que esté agradecido al plan de emergencias por tener solo tres muertos. El impacto económico es secundario y, además, sin el plan de emergencia habría sido mayor. Atención a esto: cuantos menos coches circulando, menos coches a la chatarra. Almeida defiende a sus madrileños (a los que le votarán), que solo saben que el meteorito no cayó en Madrid y no era para tanto. Me pregunto si, de haber sido al revés, el alcalde de Toledo estaría diciendo "cayó en Madrid, y hubo 150 muertos (digo bien, 150 podrían haberse producido en una ciudad con el metro, las avenidas, los subterráneos y los mendigos de Madrid), pero aquí cayó muy poco y podríamos haber funcionado con normalidad, sin alertas rojas". Seguramente, no diría eso. Una tragedia así habría conmovido al país. De una tragedia así, los meteorólogos de Aemet trataron de proteger a Madrid.

Alberto Desentre Ramírez. ZARAGOZA

Dura lex, sed lex

Esto decían los antiguos romanos, la ley es dura, pero es la ley. Ya me gustaría que así ocurriera en España, pero a los que creíamos en la ley y que su justa aplicación daba equilibrio a la vida en común de los ciudadanos se nos ha desmoronado por completo. Si quien comete un delito, ya sea una persona normal o un político, tiene un tratamiento distinto por su condición, el principio de igualdad ante la ley desaparece, esta se corrompe y las estructuras del Estado se convierten en un gigante con pies de barro. Cuando un terrorista o un perseguido por la justicia pueden ser políticos, pero no policías, significa que en España es más fácil dirigir a miles de personas, que garantizar la seguridad de las mismas, cuando se pide la dimisión por un beso, pero no por excarcelar cientos de violadores, es que estamos todos locos. Las gentes normales pasan de tener dudas de que a quien incumpla las normas se le aplicará la ley o no en función de la conveniencia, y esto genera una enorme inseguridad. La ley ya no es dura, es un cachondeo, ya lo dijo hace muchos años un político andaluz, solo nos queda la esperanza de que el ciclo cambie y con él vuelva la justicia.

Agustín Aznar Sánchez. ZARAGOZA

Razón y agresividad

En las conversaciones que tenemos las personas, muchas veces, o todas, creemos tener razón, pero cuando esta se expresa con agresividad (ya sean reproches, insultos o malas caras), queda nublada y hasta anulada. Las razones no son solamente ideas o principios, por muy filosóficos o espirituales que sean, sino que deben ir acompañadas de sentimientos agradables hacia la persona con la que hablamos. La suavidad, la sonrisa, el buen tono, son típicas de la asertividad o positividad, contrarias a la agresividad. Con esta se pretende forzar y amenazar, más que convencer. Los gritos nunca acompañan a la razón, son enemigos de ella. Una sonrisa vale más que cien palabras. Un intelectual frustrado no atiende a razones ni acepta las de las demás personas. El ruido, tanto exterior como interior, nos aleja de la claridad que buscamos y necesitamos. La verdad y la razón residen en la calma, no en ‘aguas turbulentas’. Habrá una sociedad mejor cuando cada persona sea mejor, valore que, en la vida, sentir con el corazón es más importante que pensar con la cabeza. Tenemos tarea por delante.

Miguel Bretón Vallejo. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

cartas@heraldo.es

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión