Por
  • Fernando Sanmartín

Equipaje de vuelta

Según este estudio, Gotemburgo, la segunda ciudad más importante de Suecia, es la más sociable.
 Gotemburgo.
Pixel Petersson/imagebank.sweden.se

El verano desciende los últimos escalones. Regreso a Zaragoza. He pasado muchas semanas en una ciudad lejana, Göteborg, en Suecia. Y allí, algunas mañanas, temprano, paseaba por un parque donde hay alces. Su piel es de color cobre. Me hubiera gustado hablar con ellos. Lo habría hecho san Francisco de Asís. Un día se me acercó uno, despacio. Nos miramos. Quizá piensan que somos dioses o unos desgraciados, no sé. He escrito un libro, que está sin terminar, donde hablo de los alces, del futuro y de mí, menudos temas. El futuro es el pasado invertido. Es una frase de Rafael Argullol, un escritor que nunca me deja indiferente y que también sale en el libro.

A veces, en Göteborg, para ir a tomar una cerveza subía a un tranvía y después, con el mismo billete, a un ferry para llegar hasta una isla cercana, a una taberna donde la camarera me confesó que adoraba Canarias, un lugar donde el sol es el rey león, así se lo escuché. Y una de las costumbres que me convertían en un perrillo saltando -ya dice el escritor José Luis Melero que algunos entusiasmos muestran un desequilibrio- era salir a echar la basura. No por la acción en sí, nada de eso, sino porque debía ir a un container donde el pequeño portón tenía un candado con una clave de números, que me habían facilitado y que yo ponía para abrirlo. Como acceder a una caja fuerte. Una noche pensé que la basura pertenece a la intimidad, lo muestra todo. También pensé que un objetivo es descubrir cómo somos, sin candados ni telas de araña. Y pensé que con algunos, de saber cómo son, echaríamos a correr.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión