Por
  • Vicente Pinilla

Un nuevo mundo

Un nuevo mundo
Un nuevo mundo
Pixabay

Un nuevo mundo está naciendo hace muchos años, pero el viejo se resiste con fiereza a desaparecer. El nuevo es el de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el del reparto igualitario de las tareas domésticas, el de los mismos salarios por el mismo trabajo y el del respeto y la libertad. 

Pero el viejo no quiere evaporarse. Algunos de los que temen perder sus privilegios, sus ventajas o su posición de dominio se oponen, a veces con fiereza, otras con desprecio o malas maneras. Desgraciadamente la fuerza también se ejerce, como bien pone de relieve la violencia de género con su terrible reguero de víctimas. Por ello, veo todo el reciente affaire del fútbol femenino, como un símbolo de esos dos mundos que chocan. Quizás lo peor de quienes resisten es no ser conscientes de que la sociedad ha cambiado, que las mujeres y el feminismo han logrado conquistas que son irrenunciables, y que ya no se van a tolerar ciertos comportamientos.

Las mujeres han ido abandonando los viejos reductos domésticos y están presentes con normalidad en el mundo político, laboral o deportivo. Estos ya no son el feudo de un solo sexo y ello exige un cambio significativo de comportamientos y actitudes. Nada hay más justo que exigir la igualdad de derechos, respeto o la participación que corresponde a cada persona. Por eso no hay vuelta atrás y aunque el tránsito será doloroso, complicado y difícil, a algunos el nuevo mundo les va a pasar por encima sin entender lo que ocurre. 

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