Por
  • Elena Allué

El futuro del aragonesismo

El futuro del aragonesismo
El futuro del aragonesismo
Heraldo

Nadie duda de que el originario aragonesismo fue el motor principal para la construcción y consolidación de una innegable prosperidad y proyección de la Comunidad Autónoma de Aragón en el conjunto de España y tampoco que ha sido, durante más de 40 años de historia, elemento decisivo en la conformación de la estabilidad casi todos los gobiernos en Aragón durante la etapa autonómica.

Con una trayectoria desigual en la elección de sus alianzas políticas, y con un apoyo de los ciudadanos en las urnas en tendencia decreciente, no son pocos los que cuestionan si puede tener vigencia todavía. Soy de la opinión que, en estos momentos, es más que obligada la refundación de este aragonesismo en sus propios orígenes.

La radicalidad de las políticas independentistas en Euskadi y Cataluña que, lejos de ser moderadas por el Gobierno de Sánchez, están siendo alimentadas, implican un preocupante riesgo y freno en los avances del desarrollo de nuestro Estatuto de Autonomía en los últimos 8 años de Gobierno del cuatripartito de Lambán, así como su falta de sintonía con el Gobierno estatal, han hecho que Aragón se sitúe en clara desventaja competitiva respecto a comunidades autónomas vecinas, lo que ha desequilibrado, más si cabe, las desigualdades entre los diferentes territorios.

El espectáculo bochornoso que a nivel nacional se está dando con las ofertas de las nuevas cesiones competenciales, amnistías, etc. para que Sánchez conserve la presidencia del Gobierno, obliga al aragonesismo, ahora dividido, a reflexionar y preguntarnos si, ante la brecha territorial y la deriva de la situación política nacional, debemos seguir divididos. Porque si nuestro pilar ideológico es que por encima de todo está Aragón, obligados estamos a defenderlo. En ese reto, solo la unión hará la fuerza y, visto que Chunta Aragonesista se pliega a las directrices de SUMAR, sólo nos queda confluir con aquellos otros que hemos formado parte del aragonesismo de centro. Y permítanme confesar lo que algunos de mis compañeros quizás considerarían un exceso, aún me atrevería hasta incluir con el tiempo en este reto la esencia de Aragón Existe (coincidimos en materia de despoblación, vertebración del territorio y medio rural) porque, estoy segura, ellos tampoco pueden estar de acuerdo con este plurinacionalismo mal entendido que nos aboca a una España llena de nuevas asimetrías y desigualdades y a un Aragón más pobre de herramientas frente a las comunidades vecinas.

Aragón tiene un espacio aragonesista de centro, hoy más pequeño que nunca pero también más necesario, aunque contrariado y dividido, que debemos recomponer

Por eso, con generosidad y altura de miras y, como decía un ex presidente histórico del PAR, "sin hacer de la política una cuestión personal", soy de la opinión de la necesidad imprescindible de converger en una refundación del centro aragonesista que la ciudadanía nos exige, dejando de lado las crisis internas, los personalismos y las fobias generadas, pues estas nos han llevado a un escenario debilitado del aragonesismo y hoy, ante la peligrosa y triste situación política que vive España, sería un error que no nos perdonarán los aragoneses.

Por eso mismo, con el importante reto de alcanzar la confluencia, Aragoneses y Tú Aragón, las dos formaciones políticas que surgieron como consecuencia de la profunda crisis que vivió el Partido Aragonés en su congreso (que terminó reeligiendo como se ha visto de manera ilegal a Arturo Aliaga, origen de los problemas y divisiones que hoy seguro son salvables), hemos llegado a un acuerdo para iniciar las conversaciones con el fin de abrir un espacio de colaboración mutua y entendimiento.

Nobleza aragonesa obliga. Por eso, con prudencia, responsabilidad y, sobre todo, tiempo, y bajo la premisa de ‘sin ganadores ni vencidos’, la defensa de Aragón debe hacernos reflexionar si, en algún momento, por qué no, la confluencia de los valores aragonesistas nos obligue a intentar reconciliar a todo el espectro político aragonesista, en el que también se encuentran compañeros del PAR, amigos, compañeros de fatiga en el territorio, gentes de bien todos ellos que trabajan con discreción y sin personalismos en sus pueblos, con el único interés de contribuir a un Aragón fuerte y con mayor peso en España.

Todo ello porque Aragón tiene un espacio aragonesista de centro, hoy más pequeño que nunca pero también más necesario, aunque contrariado y dividido, que debemos recomponer, o al menos intentar que rememos en la misma dirección: hacer más Aragón en España y más España en Aragón.

Aragón necesita un gobierno que aporte aragonesismo, que no olvide nuestras reivindicaciones históricas. En los últimos años no ha habido ánimo alguno de profundizar las competencias que permite nuestro Estatuto de Autonomía.

Nada se ha intentado con la disminución de la deuda histórica que el Gobierno central tiene con Aragón; no hubo tampoco esfuerzo alguno por resolver el problema de la financiación autonómica; tampoco brío con el Patronato del Archivo de la Corona ni con el Derecho Foral aragonés. La misma suerte se ha corrido en el avance de la bilateralidad, por no hablar de la situación que se vive en la comisión de seguimiento del Pacto del Agua donde no sólo no ha habido avances, sino retrocesos, eliminando infraestructuras estratégicas, renunciando a la regulación de 730 Hm3 o mermando los derechos consolidados de Aragón en su Estatuto de Autonomía, con la inaceptable propuesta de reducción de nuestra reserva hídrica.

En resumen, el autonomismo integrador y potenciador del orgullo de pertenecer a una comunidad que tanto han fomentado los gobiernos actuales en Andalucía o Galicia, ha quedado disipado en el caso de Aragón en un mero discurso calculado. Por todo ello, hoy más que nunca, los que nos sentimos aragonesistas debemos anteponer los intereses de Aragón por encima de intereses partidistas o egos mal gestionados. Tenemos trabajo por delante y Aragón no se merece menos. Desde mi responsabilidad como presidenta de Aragoneses, con humildad, pero firme compromiso, haré todo lo posible para ello.

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