Por
  • Ana Alcolea

Vacas

Los atletas españoles Álvaro Martín y María Pérez, medallas de oro de los 35 kilómetros marcha en Budapest
Los atletas españoles Álvaro Martín y María Pérez, medallas de oro de los 35 kilómetros marcha en Budapest
MARTON MONUS

La Tierra sigue girando a pesar de lo que le brindamos cada día. Algunos medios convierten banalidades en noticias para ahuecarnos la cabeza, mientras que muchas noticias de verdad pasan desapercibidas: en los últimos mundiales y europeos, las gimnastas de Rítmica ganaron varias medallas muy meritorias; un montón de ellas se llevaron, entre otros, regatistas, judokas y los enormes atletas de marcha y de 5.000 metros

Brillante palmarés de la que ha sido una de las mejores semanas del deporte español de todos los tiempos, y de la que poco se ha escrito y dicho. Mientras todo eso ocurría, se hacía noticia de otros menesteres, la guerra seguía impasible y cada vez más amenazadora, y yo paseaba entre bosques y veredas. En tal actividad me dedicaba a la contemplación de árboles y de vacas. También a la búsqueda y recolección de arándanos y setas. Las vacas comen, observan, se sientan a ratos y duermen. No sé qué piensan cuando ven a seres de dos piernas que las miran y pasan discretamente de largo. Cerca de ellas crecen arándanos y setas. Los arándanos saludan al compás del viento y de mis dedos. Las setas se asoman tímidamente desde sus escondites y crecen cada día al ritmo del sol y de la lluvia. Contemplamos su crecimiento para elegir el momento óptimo de la captura. Todo puede convertirse en primera plana si escogemos bien el instante. En cada instante, elegimos y rechazamos protagonistas y figurantes para que el mundo siga existiendo sin paz y casi siempre sin gloria.

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