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Cartas: Homenaje a un maestro republicano

Vista de Alloza, en Teruel.
Vista de Alloza, en Teruel.
Aránzazu Peyrotau / HERALDO

Nuestro padre hizo sus primeras prácticas como maestro en la localidad turolense de Molinos y transcurrieron varios años hasta enlazar con el siguiente destino. Su labor docente se vio interrumpida por la despiadada y cruel Guerra Civil, que condenó a los perdedores, como a este maestro, al olvido y a la depuración por su compromiso con los ideales de la República. Aún lo recuerdo, con más de cuarenta años, estudiando por las noches en la soledad de la cocina, repasando temarios para volver a examinarse y recuperar el título de maestro nacional que el franquismo le arrebató. Aprobó y fue destinado a Velilla de Ebro y más tarde a Ariza, adonde se desplazaba con una Ossa 125 por estrechas y sinuosas carreteras heladas. Posteriormente fue destinado al pueblo minero de Andorra, ya cerca de casa, y por último a su propio pueblo, Alloza. Nunca se quejó del destino pero siempre mantuvo imperturbable su espíritu republicano. Durante los veinte años que estuvo apartado de la docencia se dedicó a criar gallinas en la granja de su padre y a dar clases nocturnas a pastores que no sabían leer para poder alimentar a su familia numerosa. Nunca nos faltó de comer, la ironía hizo que nuestro alimento tuviese la proteína de los huevos, que no hemos aborrecido. Gracias a ello varios hermanos pudimos tener una educación casi elitista. Fue un maestro muy respetado y querido por sus alumnos. Todo el mundo lo llamaba don Joaquín, un título merecido por su honradez y el amor a la profesión de maestro.

José Luis Carbonell Martí

ALLOZA (TERUEL)

Dolor y empatía

Hoy me levanté con dolor. Llevo una época que tengo dolor en la pierna. Esto me ha hecho ir en varias ocasiones a urgencias. Allí nos encontramos con la dificultad de explicar cómo es el dolor que nos aqueja. El dolor es una experiencia personal e intransferible. Tiene la propiedad de ensimismarnos, porque cuando se presenta, sobre todo si es intenso, no hay nada ni nadie más importante. Y funcionalmente es muy valioso porque es un avisador de que algo va mal, por eso hay que atenderlo. Por eso he inventado el ‘empatígrafo’. Se trata de un aparato capaz de hacer llegar a otras personas tus sensaciones físicas y emocionales, y de la misma forma poder captar la interioridad de los demás. Su uso es fácil: cuando quieras transmitir tu estado de ánimo y tu dolor a otra persona (por ejemplo en la consulta médica) deberás apuntar con el aparato a la persona elegida y apretar el botón rojo. Y en ese momento la transmisión empática será efectiva. Veremos cómo la persona se aflige, se tuerce de dolor o rompe a llorar. Será sólo durante tres minutos y será suficiente. En las instrucciones de uso del empatígrafo se recomienda que en un segundo momento se apriete el botón verde y con este lo que ocurrirá es que seremos nosotros los que sentiremos la interioridad de la otra persona (por ejemplo, la del médico que te atiende), sus preocupaciones, miedos, agobios, inseguridades y sensaciones físicas. Creo que este aparato puede ayudar a las personas a comprenderse y a mejorar las relaciones. (Realmente no existe en el mercado semejante invento, pero estaría bien, ¿no?).

José María Pérez Pérez

ZARAGOZA

La procedenciade los alimentos

He visto una noticia en televisión sobre los mariscadores furtivos. La culpa de que estén es, además del que lo compra, de los que no hacen cumplir la ley. Me ha pasado en dos sitios que no me han dado la trazabilidad de la fruta y del pescado. Pedí cerezas de Aragón, no importaba la población, pero que fueran de Aragón, no me dieron la trazabilidad, ni lo compré. Con el pescado pasa lo mismo, rodaballo salvaje me ofrecían y era de cultivo. Los dos son muy buenos, pero que no me quieran engañar. ¿Tiene que haber alguna muerte para que Sanidad pida a tiendas, empresas y restaurantes la trazabilidad de los alimentos, sobre todo el pescado y la fruta? Hagan la prueba, pidan la trazabilidad. Espero que los inspectores de Sanidad lo exijan. Que no te den gato por liebre.

Manuel Barranco Obis

AÍNSA (HUESCA)

Más votoso menos vetos

En las elecciones, no siempre gana el más votado si no el menos vetado. Si en campaña electoral te vas cerrando puertas con agravios e insinuaciones a tus adversarios y más tarde necesitas su apoyo, te haces un flaco favor a ti mismo y a quienes han confiado en ti. El PP se durmió en la recta final al creerse vencedor junto con Vox, al que encima ninguneó. Y fue desconsiderado con grupos a los que luego podía necesitar. El PSOE, en esa recta final, sí supo movilizar con el voto del miedo a su parroquia. Por eso no siempre gana el que más ases lleva, sino el que juega mejor sus cartas.

Luis Solanas Cebolla

ZARAGOZA

En el pueblo, la hora del descanso y la desconexión

Después de las fiestas del pueblo, todo vuelve a la normalidad. La cuarta ola de calor favorece que podamos pasar más tiempo encerrados en casa, ahora sin la familia, que, de regreso a la ciudad de origen, ha dejado un vacío que estoy gestionando gracias a retomar la escritura y otras aficiones. No voy a decir que me molesta ver las calles de Campo con gente que va y viene, niños con bicicletas que están por todas las partes y coches aparcados por todos los sitios. En realidad, disfruto de esa eclosión que únicamente se puede vivir durante parte del mes de agosto, ya que el resto del año no es fácil encontrarnos los habituales del pueblo, los turistas y los que emigramos en su día y que tenemos un fuerte vínculo con nuestras raíces. Ahora, con el fin de las fiestas, empieza esa otra etapa para poder gozar de la tranquilidad, para pasear por esos espacios, disfrutando del paisaje que poco ha cambiado desde mi niñez. La gente está más relajada; ya no hace falta hacer cola para comprar el pan y otros productos diarios. Se puede conversar tranquilamente, comentando anécdotas transcurridas durante las fiestas o simplemente dedicar unos minutos para hablar de un tema que ya no nos parece tan intrascendente, la temperatura de un verano bochornoso que nos obliga a buscar esos espacios donde los rayos de sol no llegan y a recluirnos las horas fuertes del día en nuestras viviendas. Doy gracias por combinar unas vacaciones en familia, con todo lo que ello implica de organización, y por poderme preparar posteriormente para recibir esos días en los que no hay nada especial que hacer, dejando que la vida fluya sin prisas porque las vacaciones también han de suponer descanso y desconexión.

Gema Abad Ballarín

REUS (TARRAGONA)

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