Por
  • Víctor Juan

Historia de un soñador

El Archivo de Salamanca podría guardar algún documento relativo a Ángel Banzo.
El Archivo de Salamanca podría guardar algún documento relativo a Ángel Banzo.
Esther Casas / HERALDO

Desde hace cinco años intento recomponer la historia de Ángel Banzo Escartín, un joven soñador de Barluenga. 

Durante la II República presidió el Centro Radical Socialista y cuando se organizó la colectividad fue presidente del comité local. A finales de 1937, cuando contaba 32 años y estaba a punto de nacer su segunda hija, se unió a la Roja y Negra. Esto es lo último que la familia sabía de él. En estos cinco años he tenido suerte en varias ocasiones. Encontré en la prensa una crónica de su boda con Floriana Calvo, un documento lleno de alegría y felicidad. Se decía que Ángel Banzo era un joven laborioso y muy querido en el pueblo, que en el banquete se sirvió vino de tres cepas, que hubo baile hasta el amanecer y que los recién casados salieron de viaje a Barcelona. También encontré la referencia de un discurso que Ángel Banzo pronunció en el primer aniversario de la República. En octubre de 1938, el Boletín Oficial de la Defensa publicó su ascenso a sargento de la 127 Brigada Mixta. En 1942 el tribunal de responsabilidades políticas lo condenó a pagar una multa de 600 pesetas. Al hallarse en paradero desconocido, la sanción la abonó su suegro, tras solicitar una prórroga para poder vender el trigo que estaba cosechando. Hoy tengo concertada una cita en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, donde se conserva un documento a nombre de Ángel Banzo, datado en Alicante. Ojalá sea algo parecido a un certificado de defunción. Al menos, sabremos que vivió hasta el final de la guerra y que llegó a Alicante uno de los últimos días de marzo de 1939.

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