A nivel mundial

A nivel mundial
A nivel mundial
Krisis'23

Quiero comenzar este artículo diciendo que no soy aficionada al fútbol, ni masculino ni femenino, pero lo ocurrido en la celebración del mundial ganado por las chicas en Australia bien merece un comentario muy serio. 

Y no por lo que atañe al deporte, que me parece mucho más que meritorio, sino por la actitud mostrada por un indigno presidente y que ha sido retransmitida por medios de todo el mundo. Para que no quede ninguna duda de lo que voy a decir, lo resumo brevemente. Ha sido una absoluta vergüenza y el responsable y sus acólitos deben dejar de representar a nuestro país de forma inmediata.

Lo ocurrido trasciende más allá del deporte. Va de dignidad y del derecho que se otorgan algunos a sí mismos sobre cómo tratar a las mujeres. Si no lo entienden, no podemos explicárselo más claro. Lo que queremos es que se nos trate como a la otra mitad de la población. El abuso que ha supuesto el beso no consentido es una señal más, quizá la más notoria pero no la única, de cómo algunos dirigentes, siempre hombres, se consideran muy por encima de nosotras y nos tratan claramente como inferiores, aunque lo intenten disfrazar de gestos amistosos. En el mundo del deporte, muy mayoritariamente masculino excepto en algunas especialidades, imperan los tradicionales valores varoniles. En las retransmisiones es frecuente calificar el juego de viril, decir que se precisa hombría suficiente para afrontar un determinado choque, que es un deporte de contacto y que esa u otra falta no existió porque el jugador entró al hombre y otras por el estilo. Si esto es lo que define un deporte me explico dos cosas. La primera es lo poco que me emocionan los partidos altamente competitivos, pero esto es algo personal. La segunda cuestión es que así, con estas ideas en la cabeza, es muy difícil que se pueda superar el machismo que lo rodea.

En Australia, España ha tenido dos actuaciones de una repercusión global

Unas jugadoras que han roto un techo de hormigón armado deben sentir un cierto desconsuelo al ver que su triunfo se ha visto empañado por la actitud de una persona. Es doloroso ver que el único que no ha jugado ni un minuto esté ocupando más portadas que las que sí lo hicieron durante todo el torneo.

Creo que es necesario un posicionamiento general contra el desgraciado protagonista y los que todavía le apoyan. Estas actitudes no tienen defensa alguna y no es aceptable decir eso de ‘me he equivocado y no volverá a ocurrir’. A pesar del momento político tan polarizado de este verano, son muy pocos los que apoyan a Rubiales. Seguramente aquellos que, de una u otra forma, le deben el puesto o la continuidad en él, y prefieren que siga y que no venga nadie a depurar alguna responsabilidad adicional. En el fútbol, como deporte más seguido, las cifras que se manejan son mareantes y suficientes para comprar un buen número de voluntades, especialmente si son de personajes mediocres que hace tiempo que deberían haber sido sustituidos. Bastantes especialistas en economía de empresa dicen que, si los equipos deportivos tuvieran el mismo tratamiento mercantil que una sociedad, muchos de ellos ya habrían sido liquidados por quiebra, algunas, manifiestamente fraudulentas. Y en estos casos las federaciones territoriales no pueden quedarse al margen como si no fuera con ellos el velar por la limpieza y honestidad a todos los niveles. Pero sus intereses parecen ir por otros derroteros, como lo demuestra la constante enemistad entre dirigentes de la RFEF y la patronal de los clubes.

Las jugadoras han conseguido un éxito mundial y un personaje llamado Rubiales
ha hecho el ridículo, y en alguna medida todo el país, también a nivel mundial

Las medidas para obligar a dimitir a este señor, o cesarlo, o inhabilitarlo, o lo que haga falta para que saque sus sucias manos, comportamientos e ideas de cualquier actividad pública son urgentes e imprescindibles. Los tiempos serán los necesarios para que se cumplan los trámites correspondientes, pero poco costaría explicarlos de forma sencilla para que los entendiéramos y nadie pudiera pensar que se está intentando arrinconar el asunto hasta que se olvide.

En Australia, España ha tenido dos actuaciones de una repercusión global. Las jugadoras han tenido un éxito mundial y un personaje llamado Rubiales ha hecho el ridículo, y en alguna medida todo el país, también a nivel mundial. ¡Que se vaya!

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión