Luis Rubiales y la esencia del fútbol

Imágenes de del comportamiento de Luis Rubiales en la celebración del mundial femenino en Australia
Luis Rubiales, 'celebrando' en el mundial femenino de Australia
HA

El fútbol es fútbol. Y en su esencia simple y bastante inmutable han participado frecuentemente el sexismo, el racismo o el patrioterismo más agresivo. Que Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española, no respete algunas de las normas básicas que rigen la convivencia y lo haga con tanto desparpajo, tan sobradamente, ante todas las cámaras del mundo, sin que en su entorno nadie salga ni siquiera a marcar distancias, solo hace intuir lo mucho y malo que estará pasando cuando los focos están apagados, en los despachos y en los vestuarios. 

Es todo aquello que ha hecho de este juego y de su práctica profesional, que desde luego son los más apreciados, los más seguidos, los que mayores dineros, afectos e identidades mueven, también los más antipáticos para una parte grande de la población, incómoda en ese ‘terreno de juego’.

Con las futbolistas, como con las mujeres ante el sacerdocio o ante la milicia, puede costar entender el empeño en ser admitidas en un club que no las quería como socias y cuyos códigos son masculinos desde siempre. Pero es una cuestión de igualdad, irrenunciable, y el hecho es que cada vez las hay más concernidas por este deporte, que se divierten jugándolo o viéndolo, o que quieren vivir de ello; que hay un evidente interés –comercial, hasta político– en que esta afición crezca, y que no puede tolerarse que se consolide un nuevo espacio de indignidad y desprotección para ellas, igual que durante tanto tiempo ha habido barra libre para los peores insultos y la violencia en las gradas.

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