La muerte de Prigozhin
Un año y medio después de que lanzara a sus tropas a invadir Ucrania, en contra de los principios del Derecho internacional, y con ambos bandos atascados hoy en el campo de batalla, Vladímir Putin puede haberse deshecho de uno de sus principales contrincantes internos, si se confirma que el jefe de los mercenarios del Grupo Wagner, Evgueny Prigozhin, murió este miércoles al estrellarse su avión sobre la región rusa de Tver, dos meses después de protagonizar una rebelión contra Moscú. El Kremlin y el propio presidente ruso han mantenido silencio al respecto y los medios nacionales le han prestado mínima atención al hecho. Sea como fuere, los acontecimientos demuestran que a Putin nunca le ha temblado la mano a la hora de prescindir de los que considera sus enemigos, sea un opositor político como Navalni, sean sus aliados cuando se le vuelven incómodos, como sería el caso del líder de Wagner.
Aunque no cabe descartar ninguna opción, como que todo sea un montaje para que Prigozhin pueda desaparecer y evitar la venganza de Moscú por su amotinamiento, la destrucción del avión privado del dueño del Grupo Wagner supone el fin de la cúpula de esta empresa de mercenarios. El Kremlin la tenía en el centro de su diana desde que el 23 y 24 de junio se sublevara contra el titular de Defensa, Serguéi Shoigú, al tomar la ciudad de Rostov del Don y marchar con sus milicias hacia Moscú para exigir la destitución del ministro. Tras 24 horas críticas, desistió de su motín con la garantía del presidente bielorruso de que su seguridad no peligraría. Fue la mayor amenaza que ha conocido Putin en sus más de dos décadas en el poder. Dos meses después, son numerosas las fuentes que aseguran que estamos ante un nuevo ejemplo de cómo el presidente ruso elimina a sus oponentes y atemoriza a cualquiera que sostenga una opinión distinta de la suya.
