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Cartas: Sin logopeda en los hospitales de Teruel

El hospital Obispo Polanco de Teruel.
El hospital Obispo Polanco de Teruel.
Jorge Escudero

En Teruel únicamente hay un logopeda que atiende el Hospital Obispo Polanco y el Hospital San José. Esta persona en la actualidad está de vacaciones hasta principios de septiembre. ¿Y qué pasa con los pacientes? Los que necesitan de sus servicios se quedan sin atención alguna, y cuando se pregunta por qué no hay otro que le sustituya se nos informa desde la gerencia provincial del departamento de Sanidad de que se ha intentado sustituir y que la lista de logopedas interinos está agotada. Ante esa situación, ¿qué hacemos? Tengo un familiar que no sabemos si puede deglutir desde el día 4 de agosto. Ese mismo día fue ingresado en el Obispo Polanco y el 9 de agosto fue trasladado al Hospital San José. Esta persona está siendo alimentada por sonda nasogástrica desde el 9 de agosto. Hasta que un logopeda no lo valore, no sabemos si puede deglutir o no. Según la gerencia sanitaria de Teruel, se traen profesionales de Zaragoza a Teruel en los casos de urgencia vital, tales como los servicios de UCI, anestesistas y demás. ¿Un logopeda es urgente vitalmente? En este caso sí, porque una persona está siendo alimentada por la nariz desde el día 9 de agosto con todo el deterioro muscular que el no tragar le está produciendo, y hasta principios de septiembre no será valorada. Este artículo es para poner de manifiesto que Teruel es una capital de provincia que merece especialistas y no podemos depender sólo de uno en cada especialidad. Si no hay logopedas, se pueden arbitrar medios para que los periodos vacacionales, incapacidades temporales, etc., sean cubiertos por otro especialista, traído desde otro hospital, contratando especialistas privados en activo… pero lo que no se puede hacer es dejar a un paciente en un hospital sin servicio profesional.

María Serrano

TERUEL

Por los caminos de Zaragoza

Cada día hay más personas que salen fuera del núcleo urbano de Zaragoza a disfrutar de sus alrededores, sea a pie o en bicicleta, y usan la red de caminos naturales que discurren paralelos al Ebro, otros senderos, las motas que protegen los campos o los caminos agrícolas. Se pueden conectar así los galachos de La Alfranca y de Juslibol, ir desde Zaragoza hasta Torres de Berrellén y la desembocadura del Jalón, o enlazar recorridos a la sombra del arbolado por los alrededores de Alfocea. Precisamente en estos parajes cucos, alfoceanos, las sendas en ocasiones se cortan por la caída de árboles o por la frondosidad de las zarzas, lo que llega a impedir el paso. Me gustaría dar las gracias a las personas que limpian esas sendas y las dejan aptas para el paso, cortando los árboles que se caen y las zarzas que crucifican a los peatones o ciclistas. Una tarea que exige, además del desplazamiento, el transporte de herramientas y el trabajo. Gracias también a esos ciclistas, ejemplo de compañerismo, que paran a ayudar a quien ven en la cuneta, bien para cambiar la rueda pinchada, ofrecer herramientas, consejo o indicando una dirección. A todos ellos, gracias.

Luciano Ibáñez Dobón

ZARAGOZA

No se puedepasar por alto

¿Y si hubiera sido Messi en vez de una mujer, le hubiera besado? Ya no digo en la boca, ¿le hubiera besado? ¿Y si en lugar de llamarse Luis Rubiales, presidente de la Federación, se llamara Antonio Gómez, utillero de la selección? Hubiera sido despedido o suspendido de empleo y sueldo. El agravante es que la jugadora se tenía que aguantar con la ofensa recibida, pues el causante es un alto cargo de poder dentro de la Federación y la profesión de ella depende en parte de dicha institución. Las disculpas del impresentable dan a entender que hay una relación entre los dos y entre algunas de las jugadoras del equipo, deja a la imaginación del oyente que piense que este acto estaba consentido. Aunque en la intimidad del vestuario la jugadora confiesa que no le ha gustado que la besara. El triunfo completo de este Mundial requiere el despido del acosador, con todas las consecuencias. No hay que dejarlo pasar por alto.

Pilar Quiza Beriz

ZARAGOZA

La gorra de capitán

Gotor, verano del 93. Como cada mañana de aquellos veranos interminables en el pueblo, nos encontrábamos jugando en las Escuelas Nuevas. De repente, bajando la calle, uno de los amigos de la infancia apareció montando en su bicicleta con una gorra de capitán de la guerra civil. La gorra tenía intactas sus tres estrellas bordadas y su estado era impoluto, a pesar de haberla encontrado en el ‘basurero’, que así llamábamos al vertedero municipal. Tras posar y vestir toda la cuadrilla con ella, haciendo reverencias y saludos militares, la gorra fue lanzada a la acequia que pasa por enfrente. Ese fue el primer contacto de mi generación con la Guerra Civil, y ahí quedó esa memoria, sumergida en la corriente, como aquella gorra de capitán, que la llevó consigo para perderse en sus aguas.

Fernando Garza Marin

GOTOR (Zaragoza)

María TeresaLópez del Castillo

M.ª Teresa nos ha dejado en Zaragoza, sin hacer ruido, como ella solía trabajar y vivir. Sin embargo, por su trayectoria profesional e investigadora, es el momento de agradecerle su dedicación a la educación. Alumna de la Institución Libre de Enseñanza, tuvo importantes responsabilidades en los años 70 y 80, cuando no era frecuente que mujeres las ocuparan en la Administración educativa: jefe de la plantilla de inspectores de Enseñanza Primaria, inspectora central del Ministerio, delegada de Educación en Barcelona y subdirectora general de Ordenación educativa (1978-1982), donde se llevó a cabo la importante elaboración de los Programas Renovados de la EGB. En cuanto a su vocación investigadora, desde que se jubiló en 1993 hizo singulares aportaciones a la historia de la inspección educativa, con temáticas poco investigadas hasta entonces, como las dedicadas a visibilizar a las primeras mujeres inspectoras de educación en España: ‘Defensoras de la educación de la mujer. Las primeras inspectoras escolares de Madrid (1861-1926)’. También investigó sobre ‘La Inspección del bachillerato en España (1845-1984)’ y la ‘Historia de la Inspección de primera enseñanza en España’. Cualquier investigación sobre estos temas deberá tenerlas en cuenta. En su último periodo, sus familiares le ofrecieron su traslado a Zaragoza, ya que podían atenderla mejor. Nosotros tuvimos la suerte de poder visitarla a primeros de julio. Sus compañeros de inspección han recibido la noticia de su fallecimiento con consternación y dolor, al ser una persona muy querida y reconocida por su trayectoria profesional y su pasión por la educación.

Concha Vidorreta García y Ángel Lorente Lorente, inspectores jubilados ZARAGOZA

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