Un triunfo histórico
El histórico triunfo conquistado por las jugadoras de la selección española en Sídney supone un hito y un timbre de gloria para el fútbol español.
Y debiera servir para dar el espaldarazo definitivo a la creciente participación de las mujeres en esta especialidad deportiva. El esfuerzo, la habilidad y la constancia de las ganadoras del Mundial van a ser un espejo en el que podrán mirarse las niñas y las jóvenes que se incorporen a los equipos de base y que busquen crecer en una competición que, como ha quedado demostrado, merece la atención del público y el decidido apoyo de clubes y patrocinadores.
La selección española de fútbol femenino hizo ayer historia al ganar con todo merecimiento el Mundial celebrado en Australia y Nueva Zelanda, el tercero en el que participa de los nueve disputados y en el que no figuraba entre las favoritas. Su brillante triunfo es fruto del talento de un equipo que ha exhibido un juego de alta calidad, solidez táctica y una extraordinaria capacidad para superar contrariedades. Y desde Aragón, hay que aplaudir con especial cariño el brillante papel de la aragonesa Salma Paralluelo, autora de jugadas y de tantos decisivos. Esta victoria es también una demostración del impulso que ha tomado en España la participación de las mujeres en un deporte que parecía un reducto de los varones: el fútbol femenino no solo ha duplicado sus fichas en menos de una década, sino que ha dado un salto de gigante en calidad técnica y competitividad merced a un paciente trabajo desde la base y a una sustancial mejora de los recursos disponibles al calor de una incipiente profesionalización. El título mundial pone el foco sobre nuevos referentes para las jóvenes que se inician en el balompié, una herramienta esencial para crecer, para acercar a todas las personas los beneficios físicos y educativos de la práctica deportiva y para seguir superando prejuicios y clichés y caminando hacia la igualdad.
