Las altas temperaturas y la extrema sequedad de la vegetación, unidas a otras condiciones meteorológicas desfavorables, han situado el incendio que comenzó el martes en Tenerife «fuera de capacidad de extinción», según el propio responsable de la lucha contra las llamas. 

Con gran parte de España bajo una ola de calor y, durante varios días de la próxima semana, con casi todo el territorio en alerta roja por peligro de incendios, es obligado extremar las precauciones. Pero además nuestro país tiene que replantearse la estrategia que sigue frente al fuego.

Lo que señala Pedro Martínez, director técnico de los trabajos de extinción en Tenerife, es que en las circunstancias que se están dando el fuego resulta imposible de apagar. Y hay expertos que advierten de que este tipo de incendios, o megaincendios, que algunos llaman ‘de sexta generación’, van a ser cada vez más frecuentes. Ante el fuego que comenzó en el monte tinerfeño de Arafo el pasado día 15, los equipos de bomberos, 260 personas en tierra y 21 aeronaves, se han centrado en evitar que las llamas alcancen áreas construidas y pobladas, lo que hasta ayer se había conseguido, y, sobre todo, que pongan en riesgo directo vidas humanas; de ahí las más de 26.000 personas evacuadas hasta ahora. Pero las hectáreas y la masa forestal quemadas van a ser muy importantes, con un gran daño ecológico y paisajístico. España ha establecido a lo largo de los últimos decenios un buen sistema de extinción de incendios forestales, pero que puede verse desbordado ante este nuevo tipo de fuegos, que no se deben solo al calentamiento global, sino también al abandono de los campos y los montes, donde se permite el crecimiento incontrolado de la vegetación que luego servirá de combustible para el fuego. Es urgente complementar los dispositivos de extinción con políticas preventivas que incluyan una gestión adecuada de la superficie forestal.