Elaborar los Presupuestos para el año siguiente es una de las tareas fundamentales de todo gobierno, y el nuevo Ejecutivo aragonés se ha puesto ya manos a la obra para intentar cumplir los plazos. 

Las Cuentas de 2024 serán una de las primeras pruebas de fuego para la coalición PP-Vox y para su capacidad de llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas, como el PAR o Teruel Existe. Además, representan la ocasión y la obligación de empezar a cumplir algunos de los compromisos contraídos durante la campaña electoral.

El artículo 111 del Estatuto de autonomía establece que el Gobierno remitirá a las Cortes el proyecto de Presupuestos «antes del último trimestre del ejercicio en curso», es decir, que la fecha límite sería el 30 de septiembre. Este año ese plazo parece difícil de cumplir, ya que todo el proceso se ha retrasado por las propias elecciones y la demora en la formación del Gabinete. En todo caso, lo más conveniente para la economía aragonesa y para el buen funcionamiento de la Administración será que el año 2024 comience con las nuevas Cuentas públicas ya aprobadas y en vigor. La elaboración de los Presupuestos presenta dificultades técnicas y políticas que pondrán a prueba el funcionamiento interno del Gobierno y de la coalición. El consejero de Hacienda, Roberto Bermúdez de Castro, tiene a su favor la expectativa de que la marcha de la economía y la propia inflación incrementarán los ingresos fiscales, permitiéndole elevar el montante presupuestario por encima de los 6.902 millones de euros de 2023. Si bien tendrá que cuadrar los números con la aplicación de las primeras rebajas fiscales comprometidas, al menos con la deflactación de la escala del IRPF, así como con los compromisos de mejorar la dotación del sistema sanitario y de poner en marcha el Plan Pirineos. Elaborar en tiempo y forma unos buenos Presupuestos ofrecería la primera prueba de que el nuevo Gobierno está preparado para un gestión eficaz.